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jueves, 25 de abril de 2024 09:27h.

Memoria de la Ruperta; los primeros canarios de “1,2,3, responsa otra vez”

Los primeros concursantes canarios de “Un, dos, tres” que cumple 40 años y alcanzó una audiencia de 20 millones de espectadores recuerdan su paso por el programa.
Memoria de la Ruperta; los primeros canarios de “1,2,3, responsa otra vez”

Magdalena Postigo Rodríguez es probablemente la primera concursante canaria que participó en el mítico programa de Televisión Española “Un, dos, tres, responda otra vez” que este año cumple 40 desde la primera emisión en 1972. Un año después Magdalena y un compañero de estudios del que solo recuerda que se llamaba José Luis vivió la ilusión que millones y millones de espectadores perseguían; ver de cerca los misterios de Kiko Ledgard, Don Cicuta, Doña Ruperta, Don Tacañón, la voz en off de Chicho Ibáñez Serrador, su creador, y otros personajes que se han quedado a vivir en nuestra memoria. “Un, dos, tres, responda otra vez” ha sido el programa concurso con mayor audiencia en la historia de la televisión en España. Nada menos que 20 millones de espectadores llegó a tener de audiencia el hijo más aventajado de Don Chicho.

Otra pareja de hermanos también canarios al igual que Magdalena, Leonor y José Juan González Suárez concursaron asimismo en “Un, Dos, Tres, responda otra vez” el 17 de septiembre de 1976. En los tres casos Magdalena, Leonor y Juan José se acostaron como personajes anónimos y cuando salieron a la calle de los ya desaparecidos Estudios Roma, hoy Buñuel, donde se grababa el programa, fueron conscientes de la colosal popularidad que propiciaba aparecer en aquel concurso cuyo último programa se emitió en él 2004: “Solo te digo que tuve que quitarme la barba para que no me reconocieran en la calle, imagina…”.

Cuarenta años después Magdalena recuerda con nitidez las escasas 48 horas que pasó en Madrid para concursar en “Un, Dos, Tres responda otra vez: “Para empezar”, cuenta la mujer, “el hotel y el pasaje para viajar y dormir en Madrid lo tuvimos que buscar y pagar nosotros en Las Palmas aunque luego nos lo abonó TVE. ¿Cómo fui a parar al programa?, curiosidad debió ser. Yo tenía 18 años y estudiaba primero de Ingeniería en Las Palmas cuando de repente un día, seguramente cautivada por el concurso televisivo que en esos años era muy popular, decidí escribir para ver si podía ir. Antes, claro, pregunté entre mis compañeros de clase si alguien quería ir conmigo y el que levantó la mano fue José Luis del que, desgraciadamente, no se su apellido y no he podido localizarlo. Nada; cuando nos llamaron de TVE no recuerdo haberme puesto ni nerviosa ni nada. Lo viví todo como una experiencia que además me iba a permitir conocer Madrid una cosa muy tentadora en aquellos años siendo de una isla como era nuestro caso”.

El lector debe saber que la audiencia del concurso “Un, Dos Tres, responda otra vez” que creó Chicho Ibáñez Serrador llegó a ser tal que un 68,6% de la población española lo veía, porcentaje que según un llamado Gabinete de Investigación de Audiencia “es difícilmente alcanzable por cualquier televisión en otros países”, ni siquiera hoy con los partidos de fútbol “estrellas” cuyo seguimiento no se acerca nada a esos datos apabullantes. También es verdad que la España en la que triunfó el concurso era la España en blanco y negro de solos dos cadenas televisiva La 1 y la 2 aunque dos años después de su estreno comenzó a emitirse en color.

Su mecánica era muy sencilla. Se dividía en tres partes; preguntas y respuestas, habilidades físicas y una franja de carácter psicológico.

En la primera parte del programa tres parejas mixtas de concursantes tenían que responder por turnos consecutivos a tres preguntas tratando de obtener el mayor número de aciertos posibles; cada acierto se multiplicaba por una cantidad: 25 pesetas. Las preguntas se formulaban a la velocidad el rayo y de esa forma debían ser también contestadas. Magdalena dice que el recuerdo que tiene del programa es “muy agradable, aunque”, subraya, “la verdad es que nos tuvieron casi un día entero en el estudio sin poder salir y eso fue muy cansino pero, bueno, así trabajaban entonces en televisión. Nosotros, José Luis, mi pareja de juego y yo, ganamos en la parte de las preguntan a 25 pesetas cada acierto unas 14.400 pesetas, cantidad que luego nos la jugamos en la subasta; ahí también tuvimos suerte porque a las mujeres nos tocó hacer un puzles y yo gané pero no obtuvimos ni el coche ni el codiciado apartamento en Benidorm; sinceramente creo que el premio real fue ver Madrid, presenciar todo aquello, observar que el programa dinámico que veía en el sofá de casa no tenía nada que ver con aquello, lento y repetitivo, pero, insisto, fue una experiencia agradable”.

Teniendo en cuenta que en el año 1973 la posibilidad de grabar imágenes no existía el padre de Magdalena se las ingenió para colocar el día de la emisión del programa dos proyectores Súper 8 que situó a cada lado del televisor con el fin de captar alguna imagen de su hija y el amigo José Luis en pleno concurso. El hombre sin lo medios adecuados grabó pero la mala calidad hace imposible su publicación; la técnica no le ayudó. “Los medios técnicos en 1973 eran los que eran y aunque me hubiera gustado tener un recuerdo de mi paso por “Un, Dos, Tres, responda otra vez” no fue posible así que me quedado con el recuerdo aquí, en mi cabeza”.

 

“Escribí al concurso con el nombre hermano, pero no se lo dije”.

 

Nory y José Juan González Suárez tenían 19 y 21 años respectivamente. Ella estaba empezando a estudiar Magisterio y su hermano Ingeniería. Teniendo en cuenta que en 1976, un año después de morir Franco, la posibilidad de que una mujer se manejara sola por la administración de una España inexistente en cuanto a derechos igualitarios Nory pensó que si quería ir al programa tendría que engañar a su hermano José Juan usando su DNI. “A mi gustaba mucho el programa así que un día mientras lo veía salió el típico anuncio de “si desea acudir a “Un, Dos, Tres escriba a esta dirección con sus datos personales…” así que sin pensarlo dos veces le pregunté a mi hermano que estaba a lo suyo: “Oye José Juan ¿cuál es tu número de carnet de identidad…?”. Me lo dio y sin decirle para qué envié la carta a TVE a nombre de José Juan. A los pocos días, creo que una semana como mucho, llega mi hermano hecho una fiera y me dice: “¿Nory tú mandaste una carta con mi nombre a “Un, dos, tres”…?. Se había destapado el pastel pero ya no había marcha atrás; “Si, si, pero es que si te hubiera pedido permiso me dices que no…”. Argumento de peso. Y se pone en marcha la maquinaria televisiva para que viajaran a Madrid.

En la capital de España ya los esperaban Paloma Cerezo, la secretaria de Chicho; casualmente Augusto Rey entonces periodista de Televisión Española en Canarias coincidió con ellos en el vuelo y les orientó de lo que se iban a encontrar en Estudios Roma, hoy estudios Buñuel, donde se grababa el programa y algunas cosas más.

En los pocos días que quedaban para ir a Madrid los hermanos se pusieron a estudiar como locos los temas que podían caerles en el concurso porque ya que iban deseaban quedar bien y a ser posible traerse un dinero: “A nosotros lo que más nos motivó para ir fue conocer Madrid. Era la primera vez que salíamos de la isla y encima lo hacíamos para participar en un programa que paralizaba el país, era un auténtico fenómeno sociológico. Nada menos que 20 millones de personas lo veía cada semana, una audiencia monstruosa. Nos tocó como tema del día el “Antiguo Egipto” y lo hicimos bien”.

Lo que pudo gragar el padre de Magdalena con un Súper 8. Un borrón.

José Juan es muy ordenado y tiene los datos exactos de su participación en el mítico “Un, Dos tres”, una leyenda televisiva en España. “Recuerdo que TVE nos avisó el jueves 9 de septiembre de 1976; llegamos a Madrid el domingo 12, grabamos el lunes 13 y nuestro programa se emitió el viernes 17 por la Primera para toda España. Pasó que durante el programa hicimos amigos y entre unos y otros nos animaron y acabamos quedándonos en Madrid un par de días en casa de uno de ellos, hasta que el programa estuviera listo para emitirse. Total que lo vinos en casa de uno de ellos; recuerdo que al día siguiente desde que puse el pie en la calle ya me estaban diciendo “¡mira, mira! ¡el canario de “Un, dos, tres…!”. Y ni te cuento cuando íbamos los dos juntos…Fue tremendo, tanto que yo, que llevaba barba, me la tuve que quitar para poder pasar un poco desapercibido porque era imposible.

Su hermana Nory dice que ella tomó consciencia de su popularidad cuando llegó a Las Palmas y no la dejaban de saludar por la calle. “Yo lo viví como una experiencia maravillosa porque Chicho Ibáñez como nosotros somos canarios y su madre era de Tenerife, tuvo detalles de afecto con “los canarios”, como nos llamaba. Conocimos a Victoria Abril, una niña, y nos impresionó por lo mayor que era Kiko Ledgard.

Sin maquillar Kiko era ancianito. Y, bueno, ver la Gran Vía, El Retiro, el bullicio de la ciudad, la actividad del Madrid nocturno, en fin una experiencia maravillosa que repetiría aunque reconozco que eso lo haces por la osadía de la juventud, de otra forma no se sería capaz”. Los hermanos canarios se trajeron del programa unas 18.000 pesetas de premio lo que suponía en 1976 tres sueldos: “Es que en 1976 lo que gente ganaba eran 5.000 y pico pesetas al mes. Así que todo fue bueno y recordarlo hoy, también”.