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jueves, 28 de marzo de 2024 08:29h.

Poemas al Mar: homenaje a Néstor

De nuevo estamos ante un nuevo proyecto de Diego Casimiro, esta vez en el marco del Segundo Festival Atlántico de Poesía Las Palmas de Gran Canaria, de “Canarias al mundo” y como todo lo que él programa, se ha convertido en algo mágico, en algo que ya es un éxito.

Porque nos ha invitado al mar, a su representación pictórica, al principio de los tiempos, al origen de la vida, a la memoria, al mar que nos lleva a las Hespérides. Al misterio y a las Iniciaciones en la obra del pintor Néstor Martín Fernández de La Torre. Al mar como principio y fin de la vida.

A los poemas del mar y de la tierra, a ese paisaje luminoso, edénico de nuestras islas, que nuestro pintor refleja en la flora y en la fauna, en los caseríos blanqueados por la cal, en las casas campesinas que trepan hacia los riscos, en sus pueblos marineros. En la globalidad del paisaje insular.

A ese mar que nos aleja y nos acerca, que nos une y nos separa, a ese mar de la esperanza y del aislamiento, benéfico y maléfico. Al mar del viaje y de la aventura, al mar como claustro materno y generador de la poesía. Al mar de Tomás Morales, de Alonso Quesada, de Saulo Torón, de Pedro García Cabrera, de Domingo Rivero.

A unos paisajes creados por treinta y seis pintor@s. A la interpretación de una realidad precisa, fantástica y simbolista. Trabajadas con técnicas mixtas: acrílico, óleo, collage. Fantasmas de colores como diría el poeta francés Jean Cocteau.

Así con alma de pintor podemos apreciar un mar surrealista, el chapoteo de una luna amarilla. La calma. O una marina que se fusiona en acordes de color, en bucles rojos entre luminiscencias. O al reflujo de las aguas, a los charcos y a las piedra que brotan entre el alba de la espuma. Esas piedras que Neruda define como estrellas rotas.

Óleos que compiten con la Naturaleza como el resurgir de las Afortunadas. Barcas que como signos de vida se bambolean, o la imagen espectral de la proa de un pecio que irrumpe en la oscuridad. Una isla mordida por el inmenso añil y las fauces de un cono volcánico, y otra imaginada que parece ascender como si quisiera llegar al Paraíso.

Y el paisaje Atlántico de mares interactivos que se sumergen en el curso sinuoso de sus olas. Y conchas, y caracolas que si nos las pusiésemos al oído podríamos escuchar el rumor del mar o las últimas palabras de un ahogado. Rompientes que se convierten en celajes turbulentos, plenos de color. Orillas que descubren un naufragio, restos de botellas que reflejan los colores del arco iris y que quizás contengan un mensaje como en el relato de Stevenson para hacer realidad nuestros sueños.

Borrascas en donde el mar se derrama formando remolinos agitados en las bocas de una tormenta. Un gran pez de color azul nos devuelve la mirada y otro que igual que el dios sol atraviesa el horizonte para advertirnos ante cualquier peligro. Seres representativos del agua: grandes, pequeños y multicolores que se besan o que nadan. Vuelan y bailan un vals por los largos caminos del océano. Destellos de un mar juguetón que enfoca a niños, a medusas, a pulpos y quizás a salemas o gueldes. A caballitos de mar. Morenas que espían entre las rocas y las sebas. Fulas que parece que emiten sonidos, que ronronean en el gran azul.

Alegorías marinas cargadas de unos niños que surcan las aguas sobre rascacios o que flotan a través de la luz de un mar en reposo. Secretos y pinceladas tenues que desvelan la dialéctica atlántica. Barquitos de papel y el cortejo de Poseidón donde Tritones y poderosas Nereidas atraían a los navegantes bajo la atenta mirada de un Merman.

Conducen nuestr@s pintor@s sus fantasías más allá de lo imaginable. Y comparten con nosotr@s sus ensoñaciones eróticas con personajes enigmáticos de piel morena y labios sensuales. Abrazos amorosos que se retuercen por el deseo y el arrebato de la pasión. Pero también les surge a nuestros artistas el deseo de incorporar las voces de las olas al chocar con la línea del Castillo cuando rebotan en su fortín redondo y sus antiguos almenares. Y plasman nuestros caseríos escalando por Riscos multicolores, que crecen sobre barrancos tapizados de una pequeña vegetación, y que son como espíritus inmortales.

Treinta y seis obras inolvidables que ustedes guardarán a buen seguro en sus retinas durante mucho, mucho tiempo.