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viernes, 29 de marzo de 2024 00:00h.

´Queríamos salvar las casas´

Los vecinos de Imada lucen un parche en el ojo, secuela de las tareas de extinción
Laudelino Mesa (i) y Ramón Quintero, ayer en el albergue de Alajeró. lot

Un parche en el ojo les diferencia de los demás. Son los restos de una noche complicada, donde el fuego y el humo no daban tregua. Se trata de varios vecinos de la localidad de Imada, en el municipio gomero de Alajeró, que hicieron caso omiso a las indicaciones de las autoridades y decidieron quedarse en sus viviendas para luchar contra las llamas que las iban cercando poco a poco.

Saben que sus vidas estuvieron en peligro, pero aseguran que nunca lo pensaron. "Sólo queríamos salvar nuestras casas", dice Laudelino Mesa Ramos, uno de los seis residentes de este municipio que decidieron luchar contra el fuego.
El sábado sobre las 14:00 horas fue cuando comenzó el calvario para este grupo, miembros todos ellos de una misma familia. "A las 14:15 horas comenzó una bola de fuego y llamaradas sobre las casas", recuerda Mesa, quien pensó que el incendio no iba a ser tan virulento como después ocurriría.

"Pensábamos que iba a ser una cosa pequeña, pero de repente empezó a caminar para abajo", explica este mismo hombre. La principal dificultad que se encontraron desde un primer momento fue el viento. "El viento era muy caliente y cada vez era más fuerte; además, era muy cambiante".
La Guardia Civil acudió hasta este pequeño lugar de unos cien habitantes para comenzar a desalojar a sus habitantes, pero ellos decidieron permanecer en sus domicilios. "Nos negamos a abandonar nuestras casas, porque nadie nos aseguraban que no se quemaran", dice Ramón Jesús Quintana, quien en la tarde de ayer permanecía en el salón de actos del Ayuntamiento de Alajeró, donde era atendido por una enfermera de los picores en ojos y garganta debido a las llamas y el humo. "Si nos hubiésemos ido se hubiese quemado todo el pueblo", comenta Valeriano Mesa.

Mientras el resto del pueblo salía de sus casas, ellos cogieron mangueras y valdes para hacer frente a las llamas que poco a poco iban acotando Imada. Voluntarios del Cabildo de La Gomera se unían también a la extinción del incendio o por lo menos a intentar que no avanzara hasta las viviendas.
Los trabajos duran más de medio día de duro trabajo. El incendio continuaba su camino sin conocer de propiedades, y ellos continuaban en su empeño de salvar sus cobijos. Aunque el calor también dificultaban las labores. "Las llamas hicieron que las tuberías estallaran, por lo que ya no podíamos seguir con las mangueras y lo que hicimos fue coger cubos, llenarlos en depósitos y seguir intentando salvar nuestras vidas", apunta Ramón Jesús Quintero.

La noche caía y no se atisbaba ni tan siquiera que el fuego fuera controlado. Las laderas de los barrancos comenzaban a iluminarse del color del fuego, que seguía caminando por ellas hasta alcanzar Imada. Ya a primera hora de la mañana el fuego estaba entre sus calles, pero, según detalla Ramón Jesús, el trabajo dio sus frutos. "Hemos salvado cuatro o cinco viviendas", dice, mientras informa de que la gran mayoría de las casas del pueblo han quedado indemnes del fuego, aunque reconoce que un inmueble recién construido quedó prácticamente calcinado. "Se han quemado muchos cuartos de aperos y animales que estaban por la zona: cochinos, cabras... Todo lo que había por allí", indica Valeriano Mesa, quién añade que el pueblo está "todo negro" no sólo por el incendio, sino también por las cenizas que "llovían desde el cielo".

A primera hora de la mañana, cuando la situación se normalizó en las proximidades de Alajeró, todos ellos abandonaron Imada y tuvieron que acudir hasta el salón del actos del Ayuntamiento para ser atendidos por los sanitarios que allí se encontraban. Uno de sus ojos enrojecidos y el parche que tapaba el otro mostraban el "infierno", como lo define Valeriano, que habían vivido durante las más de 15 horas que pasaron pendientes del avance del fuego. Todos se quejaban también de irritación en la garganta, e incluso uno de ellos, Sebastián Mesa Ramos, tuvo que ser evacuado hasta el Hospital de San Sebastián de La Gomera debido a las lesiones que tenía en sus ojos.

Cuándo a Valeriano Mesa se le pregunta, una vez pasado el susto inicial, por el riesgo que han corrido sus vidas al atreverse a luchar contra el fuego, cara a cara, responde con otra cuestión, lo primero que le viene a la mente: "Y si lo perdemos todo, ¿después qué?", apunta tras ser atendido en el hospital de campaña.