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viernes, 29 de marzo de 2024 00:00h.

El Cedro, Monforte, El Estanquillo Y "Sus Gentes"

Justo debajo de las casas cae el salto del agua más impresionante de La Gomera, "El Chorro" que así lo llaman, con 150 metros de caída para luego cambiar su nombre y pasar a llamarse de Los Tiles.

"El que ahora visitamos es el barranco de El Cedro que nace a 1450 metros de altura en las faldas del Garajonay con la cañada de Pajarito por el centro, la de la Junquera por la izquierda y el barranco de Matasno bajo las cumbres de Tajaqué por la derecha, este último se une a los dos anteriores en la cuesta de Malamente, más abajo está la conocida piedra "Chipuana" o la cañada del Haya y entramos a ver el barrio de El Cedro con unas veinte casas donde se vivía principalmente de la agricultura: pantanas, coles, papas, judías, etc y entre los vecinos más conocidos podemos citar a Juan Medina, Carlos Median, Antonio Sánchez, Domingo Medina y Antonio Sánchez, Antonio Rizo y Prudencio Sánchez que a pesar de sus noventa años sigue aferrado a su rincón.

Justo debajo de las casas cae el salto del agua más impresionante de La Gomera, "El Chorro" que así lo llaman, con 150 metros de caída para luego cambiar su nombre y pasar a llamarse de Los Tiles.

Hay que decir que aquí estuvo instalada la primera planta de luz de la Isla, movida por agua. Desde allí podemos ver a la derecha la imponente montaña de Ansosa, el Roquillo de la Cencerra y el Roque del Bucio, a la derecha, también muy alto, el lomo de la Beta, el del Rincón y el de La Campana, barranco abajo y a la derecha encontramos la cañada de Las Menesas, Cañamora, El Anconcito, Tío Ezequiel, Paredita, El Roque, esta últma vigilada por dos grandes guardianes, los roques de Hermigua.

Por la izquierda la cañada de El Rincón, La Lajita, Las Loberas, El Ancón, Morera, Los Frailes, Candelilla, La Barca, Andén Primero, Brezito y Castaños, todas se unen al barranco que ahora, cambiando de nombre nuevamente, se llama de Monforte. Entre estas cañadas se reparten tres caseríos: el Corralete, el de El Estanquillo y el de Monforte, estos siempre fueron barrios de gran riqueza agrícola: ñames, papas, coles, calabazas, millo, plátanos, cebada, trigo, garbanzos, chochos, etc.

Entre los vecinos más populares podemos destacar a José Clemente que molía granos en un molino de agua. Policarpo Barroso maestro pedrero de los buenos. Domingo Barrera carpintero. Clotilde Barrera, una de tantos poetas de la zona, o José Negrín el herrero. En el campo de la medicina natural podemos nombrar a los curanderos Manuel Rodríguez, Felipa Cruz, y en la actualidad a Caridad Rodríguez para arreglar cualquier torcedura, a Hipólito Rodríguez para curar la eresipela, a Juana Rodríguez para santiguar y a María Curbelo que pica del culebro.


Luego este desemboca en el general, donde hacemos un punto y aparte hasta que nos toque el barranco de Hermigua.
Como podrán comprobar en una hoja no podemos describir todos los rincones, personajes y anécdotas de ningún lugar de la Isla, por lo que sólo pretendemos hacer un resumen de lo que es en realidad, claro que como ya dijimos una vez, para conocer y disfrutar de verdad estos rincones es necesario recorrerlos a pie y con tranquilidad, así que ya saben, al que le guste conocer su gente, a patear.

Queremos agradecer la ayuda prestada, para muchos detalles de este artículo, al señor Prudencio Sánchez de El Cedro, a Pedro Rodríguez Chávez de Monforte, a mi buen amigo el poeta Emilio Clemente Chávez, a Basilio Rodríguez de El Estanquillo y a todos los amigos que nos ayudaron a "rejuntar" estos datos".


Revista Eseken. 1999