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jueves, 25 de abril de 2024 00:00h.

Hermigua, un valle esculpido por roques, bancales y plataneras

En la zona más alta del municipio se encuentra el bosque de El Cedro, situado en una meseta en pleno corazón del Parque Nacional del Garajonay. Destaca la presencia de su principal arroyo, en el que el visitante puede disfrutar del discurrir de sus aguas transparentes

Hermigua 1

www.sendabiosfera.com.-Enclavado en el norte de la isla de La Gomera se encuentra el municipio de Hermigua, un entorno encajado en un prominente valle delimitado por abruptas montañas que encierra grandes atractivos naturales, paisajísticos y culturales, como son sus asentamientos poblacionales de marcado carácter agrícola, el bosque de El Cedro, el paisaje de bancales y plataneras y la desembocadura en la bahía de Santa Catalina; un municipio que merece la pena descubrir.

En la zona más alta del municipio se encuentra el bosque de El Cedro, situado en una meseta en pleno corazón del Parque Nacional del Garajonay. Destaca la presencia de su principal arroyo, en el que el visitante puede disfrutar del discurrir de sus aguas transparentes durante todo el año. En esta cuenca hidrográfica, que tiene como principal afluente el barranco de Hermigua, destaca también el barranco de El Cedro, que en su parte baja es denominado barranco de Monforte. El bosque presenta una frondosa vegetación, un anticipo al impresionante y fértil valle que se encuentra a una altitud inferior, esculpido por los Roques de San Pedro, Pedro y Petra, y con presencia de un impresionante paisaje de bancales, palmeras y plataneras.

En cotas inferiores al bosque de El Cedro se sitúa una zona conocida como el Valle Alto, lugar donde se asentó la primera población del municipio. Destaca el Convento de Santo Domingo de Guzmán, un templo construido en el siglo XVI que representa uno de los mejores ejemplos de edificación religiosa de la isla de La Gomera, y que se encuentra rodeado por arquitectura tradicional canaria conservada desde el siglo XVIII.

Foto: Paisaje de bancales y palmeras en Hermigua.

Jalonados a lo largo del barranco encontramos los pintorescos barrios de Ibo Alfaro, Piedra Romana, Llano Campos o Los Pedacitos, entre otros. Se trata de pequeñas agrupaciones de casas situadas a ambos márgenes del valle, anexas a la carretera, que se entregan al paisaje de cultivos que preside la zona. Estos asentamientos, conjuntamente con los bancales de cultivo construidos con muros de piedra y las palmeras, configuran el paisaje agrícola de un municipio que se desarrolla a lo largo de un profundo barranco de impresionantes vistas, donde el verde de las grandes extensiones de plataneras juega con el azul de un mar que se extiende más allá de la playa de Santa Catalina y que permite ver la isla de Tenerife con nitidez.

En la bahía de Santa Catalina destaca el Pescante de Hermigua, uno de los testigos más importantes de la arquitectura industrial en la isla, fruto del esplendor agrícola de principios del siglo XX. Se trata de unos imponentes prismas que se alzan en el mar y que se utilizaban para la exportación de frutas del municipio. El primer pescante fue levantado entre 1907 y 1908, y ya en la segunda mitad de la década de los veinte la euforia de los exportadores propició que se levantase, a la derecha del primer pescante, a unos 30 metros de distancia, otro pescante de superiores dimensiones que permitiera operar a mayor distancia de la costa.

Con todo, Hermigua es sin duda uno de los entornos más encantadores y mejor conservados de la isla. El atractivo natural del bosque de El Cedro, su paisaje de bancales, el verde y fértil valle de plataneras en armonía con sus pintorescos barrios agrícolas, así como las impresionantes vistas hacia la bahía y hacia la isla vecina de Tenerife, hacen de Hermigua un lugar de visita obligada en la isla de La Gomera.