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viernes, 19 de abril de 2024 07:25h.

La mirada de Ángel

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"No conozco a ninguna persona que sufra por el síndrome de Down. Sufre por la discriminación que conlleva tener síndrome de Down" - Nacho Calderón Almendros

La Maleta

He preparado su maleta con el mismo ritual de cada fin de semana que Ángel pasa en As Pontes, el lugar más hermoso del mundo, sencillamente porque hoy por hoy es el único destino de su ocio; mucho más que una arquitectura adaptada a sus necesidades, mucho más que un pueblo con una naturaleza paradisíaca, la residencia de Aspanaes es sobretodo un maravilloso equipo humano que lo convierte en un paraje único.

Y pensaba yo mientras hacía su maleta en la cantidad de veces que he cubierto cada una de las casillas del amplio informe que acompaña el contenido de esa maleta. Casillas pensadas con todo lujo de detalle por los profesionales de Aspanaes, casillas que contribuyen a facilitar el bienestar de mi hijo: el inventario de su ropa perfectamente etiquetada, las dosis de su medicación, mi firma autorizando todo lo autorizable... Y siempre mi letra...

Y como parte de ese ritual también siempre se cuela en la maleta la misma emoción, la inevitable melancolía. Y es que al tiempo que voy escribiendo observo mi letra y pienso en la cantidad de veces que habré hecho esto mismo..., en cuántas veces más seré yo quien las cubra -las casillas-. ¡Bueno!, las casillas y las necesidades de mi hijo.

Entonces aparece al rescate esa otra emoción que siempre me acompaña, y es tan potente que suele ganar la carrera a la melancolía. Es la gratitud, esta enorme gratitud que siento por el privilegio de estar viva, por este hoy que tengo, que tenemos, y esta certeza mía/nuestra de que puedo confiar en que mi hijo y su maleta serán bien recibidos, bien tratados y cuidados. !Es tan valioso lo que atesora cada ser humano!

Así que esta mañana Ángel ha subido al autobús con el mismo esfuerzo, la misma concentración que pone en cada paso, la misma sonrisa luminosa. Él no lo sabe pero se va de finde... Y yo, como cada vez antes y como si fuera la primera vez, le he deseado que disfrute mucho, le he susurrado esas palabras que son solo nuestras, esperando la respuesta en su mirada. ¡Me la ha devuelto!, siempre lo hace..., y aunque nunca me voy a acostumbrar a que no sea él quien prepare ni maleta ni destino, quien tome sus decisiones, que no sepa cuándo ni dónde va, porque Ángel vive en el ahora más literal; aunque así va a ser siempre, estoy tranquila porque confía no solo en mí, también en ellos, nuestra familia Aspanaes.

Sé que todo irá bien, querido hijo.