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viernes, 19 de abril de 2024 07:25h.
Opiniones

Canarias y las ultimísimas elecciones

Nicolás Guerra Aguiar.-Mi punto de partida son los resultados de las elecciones celebradas el pasado domingo en Galicia (más España por el triunfo del PP) y en el País Vasco (la aplastante victoria del PNV y BILDU lo hace hoy más Euzkadi, aunque incompleto, pues debe “recuperar” Navarra y algunos territorios franceses según el

Nicolás Guerra Aguiar.-Mi punto de partida son los resultados de las elecciones celebradas el pasado domingo en Galicia (más España por el triunfo del PP) y en el País Vasco (la aplastante victoria del PNV y BILDU lo hace hoy más Euzkadi, aunque incompleto, pues debe “recuperar” Navarra y algunos territorios franceses según el nacionalismo vasco de su fundador, Sabino Arana). Y si las cosas no cambian con giros de 180º, en noviembre tendrá el Gobierno de Madrid otro gran problema encima, aparte de aquellos que ya lo definen y amordazan (la gran limitación intelectual de algunos señores ministros; los excesos verbales –ideológicamente definidores- de otros, el de Educación, por ejemplo; los peligrosos posicionamientos de ministerios como Justicia e Interior, aparentes reductores de libertades…). Y esa grande y compleja dificultad le llegará el próximo mes cuando los catalanes, con el voto de gran parte de la mayoría silenciosa, elijan un Parlamento y, por ende, un Gobierno claramente independentista.

Por lo que a Galicia respecta, en apariencia fue un triunfo del PP, sin más. El Gobierno del señor Rajoy miraba aquel plebiscito como un examen a su política de restricciones sociales y recortes en educación, sanidad… Vencer en Galicia significaría el visto bueno de los gallegos a Madrid. Por tanto, el apoyo moral de una región tradicionalmente muy conservadora y fiel votante. Sin embargo, para otros el triunfo fue ganado a pulso por el señor Feijoo, hombre respetado y admirado por sus paisanos que a lo largo de cuatro años consiguió ampliar su confianza. Y aunque bien es cierto que con habilidad y pericia centró la campaña en sí mismo y no en la incómoda presencia del señor Rajoy, él defiende y pregona que fue un triunfo del Partido, honestidad y fidelidad aplaudibles. En definitiva: haya sido por él o por el PP, los felicito en cuanto que se hicieron depositarios de la voluntad ciudadana, esencia del sistema democrático.
Pero sin menoscabo de su triunfo indiscutible, también es cierto que el PSOE no acudió a las urnas ni con el mejor candidato –un oscuro militante pusilánime, monocorde, sin ideas ni capacidad de encantamiento- ni en sus mejores momentos, más bien en sentido contrario: el PSOE del señor Rubalcaba se hunde en desatinos y desorientaciones (“una situación muy grave, la peor en 35 años”, sentencia el señor López Aguilar); perdida ya su identidad socialista, pacta con nacionalistas gallegos, con el PP, con CC, con IU, con NC…, es el reparto del poder.
Por lo que a Euzkadi se refiere, la cosa está clara: más de la mitad de los votantes eligió nacionalismo, y aunque los nacionalistas conservadores (los todopoderosos empresarios) perdieron algunos miles de votos, la irrupción de BILDU –dicen que la nueva Herri Batasuna, la supuesta conformación política de ETA- fue impactante, rompió equilibrios. (Victoria de aquella agrupación, BILDU, que nada satisfizo al PP, a uno de cuyos dirigentes le noté la noche del domingo un aparente reproche al Tribunal Constitucional por su legalización.)
Y aunque no debemos dejarnos llevar por los discursos de las campañas electorales, tampoco podemos obviar algo claro y definitivo: el pueblo acaba de darle un toque al PNV con la pérdida de tres parlamentarios y la multiplicadora ascensión de BILDU. Es decir, si el PNV no dirige sus políticas y acciones hacia una aún lejana independencia de Euzkadi, los vascos le reclamarán responsabilidades en las siguientes elecciones a lo largo de un tiempo más o menos corto, y ya el PNV conoce la impotencia de ser oposición ante mayorías definidas. Otra cosa bien distinta es que consiga su independencia de hoy para mañana, o pasado mañana: serenas y desapasionadas lecturas de la realidad –a veces marcada por circunstancias insalvables- se impondrán antes que desbocados discursos cargados de desatinos. Pero la marcha ha comenzado. Y ETA ni se ha disuelto ni ha pedido perdón. (¿Por qué, oh Dios, tantos crímenes?)
También aquí el PSOE navega sin rumbo, desorientado, desmoralizado. No fue del todo responsabilidad del lehendakari en funciones, el señor López, en absoluto. Cuando el aliado –PP- rompe el pacto de Gobierno, si se es decente y se tienen principios éticos y respeto a la democracia lo único que se puede hacer un político serio es adelantar las elecciones, tal hizo el señor López, aun a sabiendas de que no era el mejor momento para su partido. Pero el señor López -tengo esa impresión- es un hombre juicioso, sensato, nada identificado con el poder. Llegó a defender políticas sociales que ya desaparecen desde Madrid y en otras comunidades. Y la fidelidad a su partido le impuso la hecatombe.
Pero también el PP vasco se hunde. Por más que su candidato hable de firmeza, la realidad es diáfana. Porque a la circunstancia de un arrollador nacionalismo podemos añadir otros considerandos cuales son, por ejemplo, las nefastas políticas económico-sociales llevadas a cabo por Madrid (señores Zapatero y Rajoy), la consideración de que ambos partidos (PSOE-PP) son españolistas, que ellos tienen las llaves de las prisiones… Pero, sobre todo, porque está aflorando –y su vecino catalán es un aliciente, y Escocia sensibiliza- un sentimiento ajeno a lo español, aunque no de odio, ojeriza o aborrecimiento.
Por eso el PP se centró en Galicia, feudo, bandera, idiosincrasia, alter ego. Y por eso se siente triunfador, porque aumentó su voto. Pero es curioso: no manifiesta en absoluto el desastre, el caos en Euzkadi. Parece como si fuera consciente de que aquella tierra le es ajena, quizás indiferente, o a lo peor piensa que sus habitantes lo miran como al extranjero, al extraño que nunca llegará a identificarse con ella. Por eso me llama la atención: cantan hasta el éxtasis la victoria en Galicia pero muestran indiferencia ante su realidad en Euzkadi. Qué cosas, porque el PP es el Gobierno.