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viernes, 19 de abril de 2024 07:25h.
Opiniones

El tonto útil

Hoy vamos a presentar una figura, que suele estar presente en la fauna política de numerosas instituciones y no es otra que “el tonto útil”.

Hoy vamos a presentar una figura, que suele estar presente en la fauna política de numerosas instituciones y no es otra que “el tonto útil”. Por definirlo de una manera clara, el tonto útil es aquel (ya sea concejal, consejero, portavoz…) que hace brotar en los ciudadanos varias preguntas - ¿pero qué hace ese tipo ahí? ¿cómo es posible que ese elemento haya llegado a ese cargo? ¿cómo es posible que diga/haga eso, sin que se le caiga la cara de vergüenza?

En primer lugar, hemos de saber, que este tipo de personajes, nacen al abrigo de nuestras democracias representativas y también, como ya exponía en otra ocasión, porque el sistema de partidos que nos hemos asignado, propicia la ascensión de los mediocres a puestos significativos. En una lista electoral, por norma general, tenemos tendencia a fijarnos en los tres o cuatro primeros nombres y solemos obviar el resto (teniendo en cuenta que esta consta de nueve miembros, como mínimo) y ahí es donde el tonto útil se refugia.

Las funciones de estos personajes, pueden ser múltiples y variadas, pero generalmente tienen un denominador común, comerse los marrones. Es decir, el que manda, toma una serie de decisiones que son antipopulares y para llevarlas a cabo, utiliza al tonto útil como una especie de escudo, mientras que él sale intacto. También suelen ser bastante socorridos para crear algarabías (mociones de censura, transfuguismos…) y ejercer funciones de chico/a para todo.

Tenemos por tanto al tonto útil, como una especie de mercenario, que es utilizado por alguien que ostenta el poder. Esta utilización puede ser de manera consciente (él sabe que está siendo utilizado) y aún así consiente: 1. Por dinero 2. Porque (piensa) si no lo hace él lo haría otro 3. Porque no vale para ejercer una profesión de otro tipo 4. Porque no conoce otra profesión que la política. Caso curioso éste, que se suele propiciar en algunos partidos políticos, en Canarias sobre todo en CC, donde hay gente que se engancha desde que es joven (suele ser por lazos familiares) y acaba dirigiendo sectores, de los que no tienen ni remota idea, puesto que nunca ha trabajado fuera del cobijo de la política. Cuando la utilización es de manera consciente, el que gobierna, se asegura la fidelidad absoluta de este sujeto, por agradecimiento. Por otra parte, la utilización también se puede dar de manera inconsciente y el tonto útil, llega a creer que de verdad pinta algo en ese gobierno y que ha sido elegido por sus cualidades. Esto acaba rápidamente, cuando el que verdaderamente manda, le lee la cartilla o directamente lo pone en la puerta de la calle; porque no lo olvidemos, desde que se empieza a tener un pensamiento autónomo, se puede pasar de útil a inútil en menos que canta un gallo y por tanto se pasa a ser prescindible.

Seguramente ya todos hemos detectado a un tonto útil en nuestro cerebro y no hace falta citarlos a todos, porque sería agotador. Solamente voy a nombrar a dos instituciones, que son llamativas por su profusión. El Gobierno de Canarias es enormemente rico en este tipo de sujetos. Valga como ejemplo que, cuándo la Viceconcejera de Medio Ambiente Guacimara Medina dice que “hay que apostar por crear empleo verde” y se pertenece a un gobierno, que no crea empleo ni verde ni amarillo, ni de ningún color, se está operando claramente como una tonta útil. También resalta mucho, la labor de González Ortiz, como portavoz de un gobierno ruinoso, al que le toca anunciar unas medidas cada vez más abracadabrantes y que ni él mismo (si está en su sano juicio) se puede llegar creer. Pero en este caso: al final de mes, caja.

Nuestro empleado presidente Curbelo, como político veterano que es, también ha hecho abundante uso de “tontos útiles” que le han servido para ocuparse de asuntos, que no reportaban suficiente brillo a su persona. Una reflexión: ¿se han dado cuenta de que el Cabildo solamente tiene roces con los ayuntamientos, que no comparten su misma filiación política? ¿Tan mal lo hacen estos? Que siempre están en el ojo del huracán. ¿Tan bien lo hacen los otros? Que parecen balsas de aceite. Podría ser, no lo sé…aunque da que pensar. ¿Se han fijado, en que en los comentados conflictos, no está la figura de Curbelo por medio? Esos conflictos son librados por “tontos útiles”(inspirados por nuestro empleado presidente, obviamente), reservando para su figura las inauguraciones, los planes (más o menos realistas), los cortes de cintas…

Para terminar la reflexión, he de añadir que en periodo electoral, cuándo vendemos nuestro voto por dos bolsas de cemento, por una promesa futura de trabajo o por cualquier quincalla de tercera categoría, los tontos útiles estamos siendo nosotros.