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martes, 16 de abril de 2024 15:33h.
Opiniones

Lo que aún perpleja y anonada

Nicolás Guerra Aguiar.-El sumario de  (aquel supuesto pelotazo que hipotéticamente hizo ganar millones de euros a determinadas personas en Santa Cruz de Tenerife frente a los más elementales principios éticos) implica también recovecos increíbles que muestran el aparente desprecio que algunos representantes del pueblo tuvieron hacia la sociedad canaria.

Nicolás Guerra Aguiar.-El sumario de  (aquel supuesto pelotazo que hipotéticamente hizo ganar millones de euros a determinadas personas en Santa Cruz de Tenerife frente a los más elementales principios éticos) implica también recovecos increíbles que muestran el aparente desprecio que algunos representantes del pueblo tuvieron hacia la sociedad canaria.

Así, el señor alcalde de Santa Cruz de Tenerife en aquellas faustas fechas, don Miguel Zerolo, aparentemente compró una finca gracias a la acción de los dioses, benévolos y magnánimos con tan preclaro señor: Zeus, Iuppiter, Acoran, confabulan los destinos y potencian con sus magnánimas acciones la suerte loterial de aquel protegido quien, en quince días, uno tras otro, logra la adquisición de ciento cuarenta y cinco décimos de lotería llamados a premios, los cuales consiguió en cada uno de los boletos, matemática confabulación que echa abajo cualquier estadística de simples aficionados. (¡Así, hasta Bartolito se hace rico, sin sudores, padecimientos, angustias y miles de rosarios en serenas jaculatorias! No tiene mérito ninguno, qué quieren que les diga: le puede suceder a cualquiera, y de hecho pasa uno de cada tres meses, aunque si la cosa viene programada por hábiles y especiales nomenclaturas puede que incluso la suerte impacte en la misma persona de manera bimensual, de esas conozco unas cuantas, las hay así).
¿Y qué puede suceder cuando a uno le dan un punto de apoyo? Pues aquello que dijo el matemático Arquímides: , aunque especialistas hay que añaden la estructura  tras el imperativo, pues el sabio griego sabía que si una se coloca en el punto adecuado, con muy poca fuerza que se ejerza en su extremo se podrá mover un gran peso. Lo cual, traducido al román paladino del señor Zerolo, podría construirse más o menos así: ". Los dioses, incrédulos a pesar de su sabiduría –no se había patentado aun la época de los milagros- y algo emputados por la aparente fantasmada del señor alcalde, le dieron la palanca –Loterías Nacionales del Estado… español, pero no importaba- y el punto de apoyo -veintiún votos de Coalición Canaria y un pacto entre caballeros-: ". La física había triunfado sobre la incredulidad de los mortales. Y de los dioses, mismamente.
Pero no fue el único, no: doña PPepa y don Domingo también fueron senatoriados, respectivamente, por los suyos, PP (19 votos) y PSC (14) y el silencio de CC. O lo que es lo mismo: salvo el Grupo Mixto, que se abstuvo en los tres casos, nadie votó en contra, nadie, ni tan siquiera quienes sabían las supuestas razones por las que se elevaba a la condición de aforado al señor 145 veces premiado económicamente por los dioses. Nadie, ni los psocialistas. (Pero hete aquí que elevado ya a la magistratura máxima gracias al silencio de la mayoría absoluta, Don Alcalde consideró paradójico que el señor Curbelo, gomero él, cesara como senator –lo fue a través de las urnas- por una denuncia policial, y que el Parlamento canario eligiera al señor Zerolo, político ".)
¿Y qué puede pasar cuando a uno lo acompaña la suerte 145 veces sobre 145 intentos? Pues que en la caracterizadora avaricia humana va a buscar el 146 prodigio de los dioses, por más que estos terminen hartos de tanta ambición, aunque por su sabiduría son conscientes de que la vida es cara, que la cosa está jodida y por eso -aunque a regañadientes- ayudan al señor Zerolo, pobre humano abandonado en la vorágine de Santa Cruz de Tenerife, y con tantos gastos, también. Así, nuevo compromiso de los dioses: durante el mandato del hombre deificado por el Olimpo, unos simples empresarios, conscientes de su compromiso con Santa Cruz, compran por Las Teresitas y nuestro hombre, sublimado por tales preces, les adquiere el frente de la playa –supuestamente- en nombre del Ayuntamiento y por un importe de 52 millones de euros. Y esta operación tan simple les concede a los anteriores propietarios la recalificación del resto de los terrenos, por lo cual obtienen hipotéticos beneficios por casi 120 millones de euros.
Pero hete aquí que en su condición de mortal –el talón aquiliano, que llaman- olvidó el señor Zerolo el premio número 147: hotel de lujo gratis en Madrid para él y su hijo durante tres días, lo cual hubiera conseguido con unos simples cupones por la compra de boletos en la rifa de San Andrés. Total, solo se trataba de un hotel de cinco estrellas de superlujo en la capital, alojamiento propio de su señoría, tal como reconoció en el interrogatorio ante señores jueza y fiscal. Mas fue el Ayuntamiento santacrucero quien abonó los gastos de tal entrañable estancia paterno-filial, a fin de cuentas nimia cantidad de euros (300 por día) frente a los 63.000 gastados en viajes y comidas durante ocho años, por más que su señoría reconoció que no sabía de dónde le había brotado el dinero. Desconocimiento, dicho sea de paso, normal: ¿puede un mortal tener absoluto control de cuándo, cómo y dónde le caen del cielo 145 premios de lotería, uno detrás de otro? Por favor, no me atosiguen al pobre hombre…
Y a todas estas, ¿qué dice el Parlamento canario que lo eligió como senator, ya con votos, ya con silencios? ¿Qué pueden responder los psocialistas al planteamiento de Don Alcalde, recordador de que el señor Zerolo ya estaba imputado cuando fue agraciado para señoría?