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jueves, 28 de marzo de 2024 00:00h.
Opiniones

Mi marchante recovero...

Alguien dijo: “La tierra no da fruto, si el arado no la rompe”.

Alguien dijo: “La tierra no da fruto, si el arado no la rompe”.

El gran poeta mejicano, MANUEL ACUÑA, fue un casi desconocido artista de las letras que escribiera una hermosa comedia, titulada, “EL PASADO”, que se estrenara  el  año 1.872, distinguiéndose literalmente por su mágico “NOCTURNO A ROSARIO” y su otra  gran obra, “ANTE UN CADÁVER” que... se dice, creara antes de suicidarse.

Ya ha pasado casi un  siglo de su lúgubre desaparición pero, como suele suceder con todos los grandes personajes que por la Historia han pasado, nos queda la fecunda herencia  perpetua de sus desarrollados trabajos y, en la parcela de nuestros mejores recuerdos, flota la rica esencia de sus encantadores versos, como aquel que decía:

 

CUANDO VOLVÍ A MI CASA,

DE TANTA DICHA, LOCO,

FUE CUANDO COMPRENDÍ, MUY LEJOS DE ELLA,

QUE NO HAY COSA MÁS TRISTE QUE ESTAR SOLO.

Otros muchos son los que afirman ser bien cierto el viejo y conocido refrán que dice: “MÁS VALE ESTAR SOLO QUE MAL ACOMPAÑADO”.

Bien sabemos, a ciencia cierta, de que ustedes, atentos lectores, no acostumbran a dejarnos solos y, por nuestra parte, con agradecido reconocimiento, alabamos sobremanera la ejemplar constancia por concedernos el privilegio de seguirnos en nuestras comunicaciones, todas ellas, exclusivamente notificadas, únicamente con la señera y exclusiva pretensión de  querer compartir con todos unos marcados instantes de necesaria información, actuales noticias políticas, festivas, genealógicas y sueltamente generales, así como líricos poemas, disparejas  actividades deportivas o aislados temas de proyectada amenidad.

 

Retornando al pasado, en este día, se me ha ocurrido departirles sobre la humilde figura de un entrañable amigo, de una singularpersona que, desde hace ya prolongados años, ha sido para mí todo un constante ejemplo de esforzado e incansable trabajador, el cual, muchas veces me decía:”LA MEJOR HERENCIA QUE LOS PADRES PUEDEN DEJARLE A SUS HIJOS, ES ELRECUERDO DE UNA VIDA INTACHABLE”

Se trata de un ancestral “RECOVERO” herreño, muy bien apropiado él, para saber desempeñar con eficacia extrema, todo el intrincado manejo de la tradicional pequeña tiendita familiar, de las de esas  que en tiempos pasados, tanto y tanto usáramos nosotros, hasta que... las grandes superficies lucrativas, sin piedad comercial alguna, tristemente, las agarrotaran por completohaciéndolas evaporarse para siempre.

Me sospecho que, también, por mi placentera Isla Colombina, esta especie de familiares “chiringuitos”, por la misma capital, comarcas y lugares, ampliamente, llegaron a  proliferar.

No pongo en duda de que, nuestro dinámico Director, José Andrés Medina, engalanándose todavía su corto pantalón infantil, se hubiese arrimado a alguno de estos abiertos mostradores para solicitar su cuartilla de vinagre, algún seco arenque salado, un trozo del azulado jabón “suasto”, ceniciento carburo, y, hasta el kilo o medio de azucar que con una maña increible, el ventero empaquetaba en el conocido papel basto.

La  característica figura personal de la que ahora les estoy comentado, me hace recordar a la del otro buen amigo, locamente enamorado de la pura ecología, Rosendo Fragoso Lugoreluciendo con inflamada apostura permanente, su clásico e indestructiblesombrero sobre la cabeza, haga calcinante sol  o, llueve torrencialmente a cántaros.

 

Durante muchísimos años supo permanecer oculto por completo, la mayoría de las veces, tras el casi invisible cuadrado de una cercana ventanilla esperando a sus mejores clientes, medio somnoliento, aguzando la cansada vista de veterana  águila y lamentándose constantemente de la fatídica “mosca blanca”, a la que, a cada santiamén, sin viable tregua, no paraba rígidamente de criticar.

Con toda una nutrida extensa práctica  “curativa”, era capaz de aconsejar ciertas hierbas, matas y hojas, debidamente adecuadas para sanar cualquier tipo de malestar corporal, siendo un servidor un feliz fiel testigo de sus mágicas recetas saludables.

Simplemente, se trata de un servicial señor, de nombre, JUAN; un muy destacado  y experimentado compatriota mío, auténtico héroetriunfador en lofatigosos quehaceres campesinos.

Al alcance de la manos, de los bolsillos, sobre el vetusto mostrador, exponía sus típicos, naturales y nativos frutos que, de su muyacariciada tierra, a la que sin horario fijo le ha entregado buena parte de toda la laboriosa existencia, logrando así sacarle la más apetecida y suculenta de las cosechas.

Buen vino, espesa miel, grandes tomates, gustosas manzanas, pomposas lechugas, prolongados pepinos, recias calabazas, delicadoscalabacines  y... ¡hasta pequeños productos caseros que, emergiendo de sus cabritas, nos engolosinaban los ojos, para estimularnos un desbordante apetito! 

Solía atender con la mayor tranquilidad y relajada paciencia del mundo, sin inmutarse jamás y, entre amena conversación, comentaba los acuciantes asuntos del día,  emitiendo sus oportunos puntos de vista con la más decana claridad  y enfocada opinión personalísima.

Le conozco desde muy temprana edad y, a mi fugaz parecer, quitándole algunas naturales arruguillas, propias de la edad; la acuciantefalta de vista de sus ya cansados ojos, invariablemente, suelo encontrarle con los mismos ánimos habituales en él, intentando seguir trabajando como un  jabato y siendo blanco implacable  de amargas desdichas, perdiendo a una muy buena  y llorada hija, a una ejemplar esposa  y con el tranquilizante consuelo de poder contar con  unos retoños dotados de especiales cualidades, entre ellos, uno como diestro artista pintor y, otro, como avezado mecánico de reconocida alta categoría industrial.

¡Cómo poder olvidar a la apacible y tierna esposa amorosa, JOVITA, su infatigable compañera, extraordinaria y sencilla mujer, enormemente atenta, afectuosa y poseedora  de un humor  positivamente sano y valiosamente envidiable!

 ¡Tremenda mala suerte, por lo poco que disfrutó de la vida  y por lo mucho que padeció hasta el angustioso final de la misma ¡

 Todavía recuerdo  a mi querido progenitor y al atildado tío Noé, cuando por la festiva época de ambiente navideño, el señor Juan, nos invitaba en su añorada recova a tomarnos unas copas  con el mejor vino de sus especiales reservas, teniendo como tapas... unas triangulares rodajas de  de puro tomate tan solo que, a estas alturas, todavía, me traen al paladar los fragantes sabores de algo extraordinariamente exquisito y superior.

Solía intercambiar ideas, aunque saliera perdiendo en la mayoría de ellas.

Me recordaba su enorme reconocimiento, diciéndome:

 -.- A SU PAPÁ, LE DEBO YO MUCHO, YA QUE NUNCA OLVIDARÉ QUE, CUANDO ME OPERARON, ÉL ME IBA A CUIDAR Y A ORDEÑAR A MIS ANIMALITOS-

 

Su peculiar reverencia, cada vez  que tenemos la pertinente ocasión de vernos, suele ser esta:

 

-.- ¡HOLA, SEÑOR RAFAEL!

En cierta ocasión, me dio a probar un determinado vino dulce de admirable buena calidad y excitante graduación alcohólica.

Como quiera que le adquiriera un par de litros y no le llevara los correspondientes envases para transportarlos, me facilitó  un par de botellas, de esas  tan frecuentes de plástico, a lo que, por oídas, le dije:

 

-.- ¡ESTO, ASÍ, RESULTA PELIGROSO, CAPAZ DE QUE SE ME ECHE A PERDER SU CONTENIDO!

-.- ¡DE ESO, NI HABLAR! MI PRODUCTO ES TA PURO, TAN PURO Y TAN BUENO QUE, LE ASEGURO, SE LO FIRMO SI QUIERE, QUE AHÍ, DENTRO DE ESAS REDOMAS, SE IRÁ PONIENDO CADA VEZ MEJOR Y MEJOR Y, SI ME EQUIVOCO, EN CASO CONTRARIO, SI ASÍ NO LO VE, VENGA QUE LE DEVUELVO  HASTA EL ÚLTIMO CENTAVO QUE HAYA PAGADO POR ÉL, ¡DESDE LUEGO, SIN INTERESES, POR SUPUESTO!

Lo primero, sí que se lo creí pero... lo segundo, eso de devolver algo... lo puse muy en duda, porque a todas luces, en su plena juventud, demostró ser todo   un auténtico buen comerciante de primera magnitud quiena pesar de no haber tenido la fortuna de sobresalir en una escuela de estudios superiores, a ojos cerrados, yo hubiese sido capaz de ponerle al frente de cualquier departamento de Hacienda, con la firme seguridad de  que haría el delirante milagro de que jamás llegaría a la desolada quiebra o a la actual y escalofriante tan adversa crisis.

¡Todo un hombre con pura inclinación operativa, un severo ahorrador de primera categoría, el que nunca dio nada de más pero, tampoco... de menos!

¡Una honorable persona,  de cuyo trabajo ha sabido vivir, sacándole el mayor provecho, dando excelente buen ejemplo de nobleza, honradez y total herreñismo!

Una vez le dije:

-.- ¿LAS FUERTES LLUVIAS QUE HACE UNOS MESES, SE  DEJARON CAER, HAN FAVORECIDO A LOS AGRICULTORES?

Y, así, me contestó:

 

-.- ¿A QUÉ AGRICULTORES SE REFIERE, SI AQUÍ YA NO QUEDA NINGUNO?

¡Para nosotros, sí que de por siempre, quedará en el recuerdo y en los corazones de cuantos hemos tenido el privilegio de haberlepodido tratar, los enormes méritos personales de este tan notorio protagonista que, habitando en Valverde de El Hierro, casi pasa totalmentedesapercibido y el que, con todo derecho y justicia, hoy, en Gomera Actualidad, ha sido digno de haber recibido este rendido, y adecuado homenaje, cabalmente revestido del más recóndito de los respetuosos reconocimientos!