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viernes, 29 de marzo de 2024 00:00h.
Opiniones

Nuestro homenaje majorero

Una vez más, mi estimadísimo colega y fraternal compañero, genial creador, ferviente enamorado de la técnica fotográfica, de la flamante pintura, de los elocuentes micrófonos, Rafael Pérez Rodríguez, internacionalmente bien conocido por las incontables y exitosas Exposiciones llevadas a cabo fuera de nuestro país, campechanamente, se ha adjudicado el

Una vez más, mi estimadísimo colega y fraternal compañero, genial creador, ferviente enamorado de la técnica fotográfica, de la flamante pintura, de los elocuentes micrófonos, Rafael Pérez Rodríguez, internacionalmente bien conocido por las incontables y exitosas Exposiciones llevadas a cabo fuera de nuestro país, campechanamente, se ha adjudicado el peculiar apelativo de , (cariñosa muestra relevante de su profundo amor y enorme apego a la bendita tierra pródiga que le viera nacer), y que, por marcada tradición, desde hace ya bastantes años, en la cordial compañía de su muy distinguida esposa, Ofelia García Pérez, suele honrarnos con su muy agradable visita, ha tenido la acostumbrada delicadeza de obsequiarme con unos meritorios presentes, todos ellos, plagados de formidables utilidades artísticas y argumentales.

Se trata de un sugestivo opúsculo que en este mismo año, celebrándose la “XXII FERIA DEL LIBRO”, bajo el espléndido patrocinio del Gobierno de Canarias, el Cabildo de Fuerteventura, Reserva de la Biosfera y Centro Bibliotecario Insular, ha sido pulcramente editado, bajo las capacitadas firmas de Rosario Cerdeña Ruiz e Inmaculada Pérez Gopar, bajo el llamativo título de “COFETE EN LA HISTORIA Y LA LITERATURA”

Atrayentes páginas, relativas a los artísticos y tradicionales movimientos que a lo largo de los tiempos, han ido transcurriendo en la hermosa y casi desamparada vega de COFETAS, encantado rincón, estratégicamente situado al propio norte de la viviente Jandía.

Con pelos y señales, el curioso lector, poco a poco, con inusitado interés, sin darse apenas cuenta de ello, va adentrándose hasta en la propia colonización, y en los deleitables orígenes primitivos de este tan exclusivo y castizo Caserío.

Una deleitable y entretenida lectura en donde hace su aparición, los condes de Santa Coloma, con el plácido transcurrir del ayer, de su atractiva vida cotidiana, con sus especiales ritos sociales, escasos nacimientos, contados matrimonios y lamentables muertes.

 

¡Aquellos jubilosos días de diversión, allá, por el sofocante mes de junio, con la solemne celebración de unas sonadas fiestas en honor de los santos apóstoles, Juan y Pedro!

Por muchas circunspectas implicaciones, motivadas por el lamentable transcurrir de las cambiantes épocas, el decisivo ocaso de este típico poblado, se produjo entre los años 1.949 y 1.950.

Como apenada consecuencia de esta abatida situación, sus pocos habitantes, se vieron forzados a emigrar a los saturados valles de Jandía, a Morro Jable o bien a otros diferentes lugares, dentro y fuera de la isla, dándose el curioso caso que en el censo de 1.950, tan sólo se registraron seis familias, las cuales, también tuvieron que fenecer, en atiborrado desalojo.

En estos postreros años, con renovado entusiasmo, se han promovido algunos sugestivos proyectos, pretendiendo con máximo interés, el milagroso rescate de este especial caserío histórico que constituye uno de los paisajes turísticos más caprichosos que se puedan vislumbrar.

La sosegado situación que, por cualquier fragmento le rodea, su oriunda beldad, su secreto sigilo y hierática soledad; el arcaico camposanto, la misteriosa casa de Winter y, otros profusos pormenores, sin lugar a vacilaciones, le han convertido en una fluidísima fuente de encumbrados filones intelectuales, de los que han brotado una notable pléyade de estimables poetas y escritores, unos oriundos y otros conocidos, como. Domingo Fuentes Curbelo, Manuel Bermejo, Juan Pedro Martín Luzardo, Domingo Velázquez, Ángel Sánchez, Alberto Vázquez Figueroa, Enrique Nacher, Ricardo Borges, Claudio Reyes Pérez, Tico Medina, Sergio Domínguez Jaén, Francisco Estupiñán, Pedro Lezcano, Juan Miguel Winter, Miguel Ángel Sosa, Andrés González Francés, este último, autor de un sublime poema, dedicado a la llorada evocación del que fuera un excelente amigo,”EL BRUMAS”, ANDRÉS FLEITAS, quien, en los confusos mares herreños, perennemente se nos malograra; establecen de por sí, que todo el ingente desfile de renombradas figuras, ya mencionadas, hagan posible el vigoroso sostén de unas meritorias leyendas, llamativos usos o los patrimoniales hábitos de un solitario pueblo fantasma, ansioso de recuperar como sea, sus básicas y entrañables raíces.

Para nada nos extrañan estas evidentes muestras, estos admirables asomos eruditos si, a conciencia, consideramos que por aquellos idílicos parajes majoreros, un buen día dejara sus permanentes huellas el vasco escritor, filósofo y pensador, Don MIGUEL DE UNAMUNO JUGO, el que, por diversas ideas políticas, tristemente, fuera indignamente expatriado.

Adjunto, me viene a las manos otro minúsculo prospecto, “MATERIA DE LA ISLA”, con una veintena de cortas y exquisitas baladas, todas ellas, originales e inspiradísimas, de nuestra gran poetisa herreña, MARÍA PADRÓN, ilustrando unas penetrantes imágenes de enorme belleza visual, captadas por la mágica cámara de “TAMARICHE” y con el familiar Prólogo de su observadora esposa, OFELIA, ensalzando, en un delicioso canto de concordia, las sobresalientes virtudes de una auténtica y amigable artista que, pasando por FUERTEVENTURA, en nueve intensos días, realizó el prodigio de tales primores ilustrativos.

 

“Eres una más, una más entre toda Canarias,y, como todas, única.Único tu mar, tu arena única, única tu soledad; hablada por el viento en las montañas, recitando a Unamuno

Y yo, recitando a Bécquer, te murmuro:FUERTEVENTURA, POESÍA ERES TÚ ¡CUERPOS DE ESPACIOS, ISLA DE LUZ!