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martes, 16 de abril de 2024 11:12h.

Agroecología, una misión.

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Cuando en tus manos cae un folio con un programa de trabajo en el que arriba y abajo aparecen abundantes logos, te da la impresión de que la cosa está trabajada, y que puede tratarse de algo interesante.

Porque no es fácil sumar, esto es, poner de acuerdo a diferentes entidades para que, en un esfuerzo común, colaboren para sacar adelante cualquier actividad. Quienquiera que lo haya intentado alguna vez lo sabe.
En esta ocasión hablo de la iniciativa emprendida por Carolina Rodríguez Martín, técnico de la Cámara de Comercio de Santa Cruz de Tenerife, quien sumó la friolera de  diez logotipos, de otras tantas entidades colaboradoras, para organizar un viaje a Tenerife bajo la denominación -algo intrépida y estratosférica-, de “Primera Misión de Tecnología Agroalimentaria”. En esta visita experiencial participamos un grupo de catorce personas, entre gomeros y gente, el pasado viernes día 16.

El objetivo de la misión era que una expedición gomera desembarcara en Tenerife y tomara contacto con la cuna provincial del saber agrícola, de la investigación agraria aplicada, y de la innovación agroalimentaria. Ya puestos allí,  el plan consistió en oír, observar y aprender.
Las interesantes charlas, de unos veinte minutos cada una, tuvieron lugar en el salón de actos del ICIA (Instituto Canario de Investigaciones Agrarias) en horario de mañana. Tuvimos la oportunidad de escuchar a representantes de la Agencia Estatal del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), del Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria (ICCA), de la empresa pública Gestión del Medio Rural de Canarias (GMR S.A.U), así como varias exposiciones del propio ICIA. 

Conocimos los laboratorios del centro y visitamos la parte de su finca experimental dedicada al estudio varietal de cepas o a la investigación del cultivo hidropónico de papayas, strelitzias gigantes o cacao.
La finca “La Vizcaína”, que visitamos a continuación en Valle Guerra, tiene una extensión de unas cincuenta hectáreas está certificada por el CRAE (Consejo Regulador de Agricultura Ecológica) y produce mayoritariamente plátanos, pero también papaya, aguacates, mangos, naranjas y hortalizas.

Destacable es que fertilizan con un compuesto ecológico cuya base son purines de conejos, cochinos y vacas. La producción de verduras, algunas frutas y huevos se destinan al consumo del Hotel Nivaria de La Laguna y al Hotel Vallemar del Puerto de la Cruz, no en vano los propietarios de la finca lo son también de estos hoteles.

“La Gambuesa” es una finca de 2,5 hectáreas en Guía de Isora, que cultiva bajo abrigo papaya de la variedad BH-65. Es de manejo biológico, y su producción que el pasado año superó los 300.000 Kg. se vende íntegramente en Alemania y Suiza. El secreto de tener toda la producción vendida de antemano y a buen precio (una media de 1,90€/kg.) es que la finca pasa uditorías internacionales muy severas que certifican la autenticidad de su producción ecológica. Utilizan polisulfuro de calcio que ellos mismos elaboran con azufre, cal y agua para controlar las plagas en la papaya.
Hasta aquí llega el resumen de esta interesante visita, pero creo que además cabría un análisis rápido con varias consideraciones. 

La primera tendría que ver con el enorme mérito que tiene organizar una visita de estas características, en la que se fue capaz de concentrar  en un par de horas y sin coste alguno –más allá del merecido agradecimiento a los participantes-, las ponencias de cuatro institutos y empresas públicas gubernamentales relacionadas con la investigación agraria y la gestión de la producción agrícola. Tal es así, que incluso los ponentes reconocieron no recordar que hubieran compartido una sesión, una reunión de este tipo con anterioridad. 

La segunda consideración tiene que ver con la importancia de cuidar la conexión entre los centros de enseñanza e investigación y las explotaciones agrarias o de cualquier otro tipo; varias veces se hizo alusión a que las solicitudes de apoyo económico en diferentes programas financieros de la Unión Europea, pasan en la actualidad de forma inexcusable por crear un partenariado, que sume la investigación, con el empresariado local,  y las autoridades públicas. 

La tercera reflexión se relaciona con el amplio abanico de posibilidades que sin lugar a dudas se abrirá (en realidad ha permanecido abierto durante años) a la agricultura ecológica en la isla de La Gomera, y para ello debemos dar continuidad, entre otras iniciativas, a los proyectos de agroecología auspiciados por ayuntamientos como el de Vallehermoso, así como a los programas y objetivos de la Asociación Insular de Desarrollo Rural de La Gomera, de la Carta Europea de Turismo Sostenible  y del Plan de Acción de la Reserva de la Biosfera.