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martes, 23 de abril de 2024 00:01h.

Pregunta engañosa

¿Está usted de acuerdo con las prospecciones de petróleo autorizadas a Repsol frente a las costas de nuestras islas? Esta es la pregunta que pretende formular el Gobierno canario a nuestro pueblo

Pregunta tan engañosa como publicitaria, más propia de una marca comercial que de la seriedad que se supone de un Gobierno del Estado. Además, resulta irresponsable e improcedente. Me voy a posicionar en contra de la extracción del petróleo, y añado: si se tratara de que al negarse nuestro Gobierno a su extracción no pudiera ningún otro país acometer esa explotación, se entendería perfectamente la pregunta, y se entendería también la disputa de Paulino Rivero con el Gobierno central, que pretende sacar el crudo.

Pero la situación real no es esa, ya que, ante la negativa de Canarias, Marruecos ha mostrado su interés por la extracción del crudo, el cual será extraído en breve. Dada esta situación inalterable, lo único responsable y de sentido común, es hacer frente al peligro para poder controlar nosotros directamente los posibles daños, y haber actuado con responsabilidad extrayndo nosotros el petróleo.    
 
Si de verdad quisiera el Gobierno contar con la opinión del pueblo (al margen de la legalidad o no de la consulta) haría un planteamiento seguido de una pregunta sincera: “Dado que la extracción del petróleo será una realidad en breve ¿Está usted de acuerdo que las prospecciones las lleve a cabo Marruecos, y seamos nosotros quienes atendamos los daños en nuestras costas por sus vertidos incontrolados, o cree usted que sería preferible que fuera Canarias quien hiciera directamente las extracciones a fin de controlar y cuidar mejor nuestros propios intereses?”.  

Si a usted tuvieran que darle 50 latigazos, y le permitieran elegir para su ejecución, entre un verdugo titulado de 150 kilos de peso, y un amigo ¿A quien elegiría?  Bueno, pues Paulino Rivero ha elegido al verdugo (como decía el del chiste: si me tienen que joder, que lo haga un profesional) aunque, en esta ocasión, los latigazos no eran para él, sino para el pueblo; de haber sido al revés, sin duda, que habría elegido ser azotado por un amigo, al tiempo que se hubiera posicionado en favor de que fuera Canarias quien extrajera el petróleo directamente.

Ante estos hechos, yo, que soy persona bien pensada, me pregunto: ¿Y no estaremos ante un caso de asuntos propios?