Buscar
viernes, 29 de marzo de 2024 11:58h.

Pregunta engañosa

A principios de este año el Presidente del Gobierno canario pretendía hacer la siguiente pregunta al pueblo: ¿Está usted de acuerdo con las prospecciones de petróleo autorizadas a Repsol frente a las costas de nuestras islas?

Esta pregunta era ya engañosa porque no reflejaba la realidad de la situación en Canarias. Sólo un par de años antes, el Presidente, Paulino Rivero, era partidario de la extracción del crudo, si bien, después de algún contacto con el Rey de Marruecos, cambió de opinión, y, desde entonces, se muestra rotundamente en contra de la extracción, pero todavía no ha explicado al pueblo (como es su obligación) la razón de su repentina renuncia.

La pregunta que pretendió hacer era engañosa porque, si al negarse  nuestro Gobierno a extraer el petróleo no hubiera otro País que pudiera hacerlo, como ocurre en Baleares, se entendería nuestro posicionamiento en contra del crudo, pero si la realidad es que el petróleo saldrá a la superficie  extraído por Marruecos, no se puede entender por qué nuestro Presidente no haga frente al peligro de posibles vertidos bajo la responsabilidad directa del pueblo canario, que siempre demostrará mayor  interés sobre nuestra propia Naturaleza, Turismo, etc. que un País extranjero.  

Pero nuestro Presidente, que cambia de opinión sin explicación alguna al pueblo, ha cambiado  ahora la pregunta que desea formular a los ciudadanos canarios el próximo 23 de noviembre con la intención de confundirlos aún más: ¿Cree que Canarias debe cambiar su modelo medioambiental o turístico por las prospecciones de gas o petróleo? Esto ya no tiene nombre dentro de las peores conductas políticas. No puede ser más engañosa ni tener mayor maldad política y social.

Tal como está redactada, todos debemos manifestar nuestra negativa al petróleo, yo entre ellos, pero distorsiona, aún más, la realidad, cambiándola absolutamente, pues no se trata de cambiar una cosa por otra, como insinúa la maliciosa pregunta. Si entendemos la situación real que vivimos en Canarias con respecto al petróleo, la pregunta debería ir precedida de una breve exposición, tal como: “La extracción del petróleo en estas aguas atlánticas, lo queramos o no, será pronto una realidad por parte de Marruecos ¿Prefiere usted entonces que sea ese País quien lo extraiga, o que lo hagamos nosotros a fin de controlar mejor las consecuencias de los posibles vertidos? No habrá un sólo canario que se niegue a ejercer una responsabilidad de la que el Presidente debería ser un ejemplo. 

A estas alturas es evidente que Paulino Rivero no va a dar marcha atrás; él sabrá por qué, y algún día lo sabremos todo, pero cuando el posible daño esté ya hecho y sea tarde (quizá no para la Justicia) La actitud del Presidente respecto al petróleo debería ser suficiente para que presentara su dimisión inmediata, o le fuera exigida desde sus propias filas.

A mi se me antoja, por otra parte, que este cristiano tiene bien cubiertas, financieramente, sus espaldas; no sé por qué arriesga tanto. Al mismo tiempo hay que reconocer que, en ocasiones ¡Qué tontos somos el pueblo!