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viernes, 29 de marzo de 2024 10:15h.

Hijos de Roma (por Carlos Jesús Pérez Simancas)

Carlos P. Simancas
Carlos P. Simancas
Cuando un emperador romano se acercaba al "limes Germanicus", la frase era la misma: "A tu espalda la civilización al frente la barbarie". Pueblos pocos dados al diálogo si no había oro o sangre de por medio. 

Las tribus germánicas siempre fueron de hordas y hachas. De tierras quemadas y oscurantismo. La última que acabó en mayo de 1945, exterminó la vida de millones de seres humanos. Todos muertos por la barbarie. La del siglo V, sumió al mundo en 1000 años de oscuridad. Tuvo que ser el pueblo latino que prendiera la llama del Renacimiento y devolver conocimiento a la vivió la civilización. Los hispanos agrandaron el mundo conocido y los galos que exterminaron la idea feudal germánica, trajeron la igualdad, la legalidad y la fraternidad. En suma la ilustración es gala. Grecia es la fuente de la civilización. Ser civilizado es interiorizar a Sócrates, Platón o Aristóteles. No a ningún bárbaro.

Escribo esto por la rabia que me da leer algunas editoriales de periódicos al norte del limes. Cuando peor, nos van las cosas cuando apelamos a la solidaridad de Europa, te tratan de pedigüeño y holgazán. Siguen con el complejo de Lutero, quien rompió con el poder de Roma por negarse a dar el "Óbolo de San Pedro". Dos maneras de entender la vida. Pues así estamos de nuevo en la Unión Europea. Con Merkel de sumo pontífice y los primeros ministros de Holanda y Finlandia de vicarios.

Esos mismos países (Alemania, Holanda y Finlandia, principalmente) son los que, de un modo u otro, están manteniendo su insolidaridad con los países del sur en la crisis sanitaria del la coronavirus. La oposición a la aplicación de medidas conjuntas para todos los países por parte de la Unión Europea es, además de insolidaria e indigna. Pero cuando un país asolado por esta pandemia precisa ayuda urgente, como en la actualidad, sólo recibe la negativa de los que más tienen o los que se enriquecen gracias al dumping fiscal para atraer los domicilios fiscales de las grandes multinacionales americanas.

En la crisis del COVID-19 la Unión Europea ha dejado solas a España e Italia por la actitud opositora de países como Holanda, todo ello con el apoyo de la prensa neerlandesa que llegó a legitimar la posición de su primer ministro insultando a los países del sur.

En los años 80 y 90 del siglo XX, cuando a los países de centroeuropa les interesó que el sur se desarrollara para aumentar la capacidad de consumo y, por tanto, abrir nuevos mercados que sustentaran sus tejidos industriales, no hubo problema en ayudar. Cuando los países del Bloque del Este se fueron asentando tras su salida del entorno soviético, las miradas de estos países del norte y del centro se pusieron colocaron en el oriente europeo el sur ya no precisaba tanta ayuda y se dejó a los países meridionales solos para afrontar, por ejemplo, las crisis migratorias o los problemas de financiación por el crack mundial de 2008. Se abría el mercado del este y había que aprovecharlo. De ahí que los antiguos países del Este sean palmeros de los vicarios de Merkel.

¿Qué hubiera pasado si la pandemia hubiera sido al norte del Limes del Rin? Pues, las antiguas provincias de Roma hubieran puesto lo necesario para ayudar. Los bárbaros ansiaban ser emperadores para destruir Roma y con ello la civilización. Siempre que un germano ha querido ser emperador esto acaba con sangre. La historia está ahí.
Así que esto es la vieja Roma esperando una nueva horda de bárbaros. Pero como siempre saldremos adelante. Ningún imperio bárbaro dura más de una generación. Las latinas son eternas.

*Se conoce como Limes cada uno de los límites fronterizos del imperio romano. En Europa se ubicaba a lo largo de los ríos Rin y Danubio, para aprovechar el cauce de estos caudalosos ríos como fronteras naturales.