Buscar
jueves, 28 de marzo de 2024 00:00h.

El Parlamento, galardonado con la primera Medalla de Oro de la Real Academia Canaria Bellas Artes

La entrega del premio se formalizará con los actos que se dispongan para la concesión.
95EBF76F-9C2B-4D3B-BA7F-E1525E85AD20

 El Parlamento de Canarias ha sido galardonado con la primera Medalla de Oro que concede la Real Academia Canaria de las Bellas Artes de San Miguel Arcángel. El presidente de la Cámara, Gustavo Matos, recibió este lunes al presidente de esa corporación, Carlos de Millán Hernández- Egea, quien le trasladó el acuerdo adoptado por la Junta Plenaria el pasado 25 de septiembre.

La entrega del premio se formalizará con los actos que se dispongan para la concesión. Matos considera un honor esta distinción que recibe el Parlamento de Canarias en esta décima legislatura, cuando se cumplirán 40 años de parlamentarismo en Canarias.

 La Real Academia Canaria de Bellas Artes, con 170 años de existencia, ha escrito una andadura tan larga como dificultosa. Fue fundada por el Gobierno de Isabel II, con doce Academias más para otras tantas provincias españolas, por Real Decreto de 31 de octubre de 1849. Su sede se fijó en la capital única que tenía entonces el Archipiélago Canario, Santa Cruz de Tenerife, abarcando, en consonancia con su denominación de “Academia Provincial de Bellas Artes”, el ámbito de todas las Islas.

Con una estructura de otro sesgo siguió su camino de ámbito provincial cuando fue reinstaurada por Alfonso XIII en 1913. En este sentido, con la división de la Provincia en 1927 se convirtió tácitamente en biprovincial, y con el advenimiento de la Democracia y el Estado de las Autonomías, en una Academia que, por su implantación y participación en todo el ámbito interinsular, abarca toda la Comunidad Autónoma de Canarias.

Mercurio y Minerva coronan la fachada del edificio construido por el antiguo arquitecto y académico Manuel de Oraa donde se ubica actualmente la Real Academia Canaria de Bellas Artes de San Miguel Arcángel. Ambas figuras custodian el reloj que marca las horas de la memoria, en un grupo escultórico firmado por el también académico tinerfeño Gumersindo Robayna, afamado escultor y pintor historicista y mitológico del siglo XIX. Las dos estatuas se asoman y miran desde las alturas, contemplando el paso de una Historia que, en buena parte, han presenciado y presenciarán.