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martes, 23 de abril de 2024 00:00h.
Opiniones

La extinción de los Dinosaurios

Hay que reconocer que las amistades, en muchas ocasiones, se forjan en las circunstancias más desfavorables. Un acontecimiento tan desgraciado como el incendio de La Gomera, parece que trajo aparejada, una profunda amistad entre Paulino Rivero y nuestro empleado presidente, Casimiro Curbelo. El cariño es así, inesperado.

Hay que reconocer que las amistades, en muchas ocasiones, se forjan en las circunstancias más desfavorables. Un acontecimiento tan desgraciado como el incendio de La Gomera, parece que trajo aparejada, una profunda amistad entre Paulino Rivero y nuestro empleado presidente, Casimiro Curbelo. El cariño es así, inesperado. El señor Rivero, probablemente el más pésimo que ha tenido la democracia canaria, nos honró con su presencia para inaugurar una especie de sarcófago acristalado, que arroja un saldo de un millón de euros (por redondear) y al que irán añadidos unos eurillos más en empichado y embellecimientos varios. Habrá que ver el rédito que proporciona la inversión, pero de momento, a mí me parece que es jugarse mucho dinero en algo que parece que no va a emplear a una legión de gomeros. Bueno, al igual nuestros políticos (que son unos vanguardistas) han pensado que si algo le sobra a los parados (ya que La Gomera, es la isla de Canarias con el paro más elevado) es tiempo libre, para darse un paseo y admirar nuevas construcciones.

Observando las fotografías de dicha inauguración y viendo a nuestros cargos públicos sonrientes y de jarana, me sobrevino al instante, un documental que vi días atrás y que versaba sobre la extinción de los dinosaurios. Los contemplé allí, obsoletos y arcaicos, sin darse por aludidos de que su tiempo se está agotando. Extinguiendo. ¿Y por qué? Preguntaréis. Pues, sencillamente porque ya no representan a casi nadie (sin ir más lejos, Paulino Rivero gobierna, por obra y gracia del pactismo, sin que la mayoría de los ciudadanos lo respalde) y sus pretensiones y métodos son de una época que nada tiene que ver con la actual. Es por eso, que me suele “tentar la risa” cuándo me invitan a que forme un partido político y me presente a las elecciones, si quiero quejarme o cambiar algo. En realidad, es una invitación de personas, que no han ido en sintonía con los tiempos que corren o que simplemente, ignoran profundamente la realidad social o no prestan atención a las noticias. Es como si en el año 2.013, te invitaran a ver quemar a una bruja. Simplemente, un anacronismo.

Los partidos políticos están empezando a ser unos organismos obsoletos. Los grandes partidos de masas, son unos pesados trasatlánticos, cuya operatividad es casi nula para la resolución de problemas concretos. Ejemplo claro de ello, es el del PSOE, gran referente de la izquierda moderada española, que en algunos sitios empieza a correr el riesgo de quedar reducido a la mínima expresión. 
 
Los partidos políticos tradicionales son fruto de una terna de contradicciones:

1.Nacen con una ideología concreta, que suelen esgrimir al estar en la oposición, pero que traicionan rápidamente cuando gobiernan. 
2. Su elección de candidatos, en general, está motivada más por razones mediáticas/interesadas que por razones de ética o de capacidad. 
3. Premian sobre todo la fidelidad, antes que la brillantez, la inteligencia y la originalidad; razón por la cual, los mediocres suelen ascender a los escalafones más altos. 
4. Sus criterios éticos son difusos. No actúan de igual manera si el que comete un acto ilícito es de su partido o del contrario. 
5. Suelen mantener inactivos a gran parte de sus simpatizantes. El ascenso en sus filas es casi imposible y salvo que se tenga algún “padrino”, no se suele pasar de “pegacarteles” o de “aplaudidor” en los mítines. 
6. Sus métodos suelen ser arcaicos y repetitivos. 
7. Y el peor de todos: su identificación con la sociedad es cada vez más nula. Sus dirigentes viven en una “especie de burbuja”, que los hace inmunes a la realidad de los que dicen representar. Lo que dicen y lo que practican, no suele tener conexión y así se acaba cayendo en el descrédito. Ejemplos: decir que se está a favor de la educación pública y que tus hijos estudien en colegios privados o sostener que la sanidad pública funciona bien y no haberla pisado jamás.

Valga como ejemplo, que la clase política ha pasado a ocupar el puesto que antes ocupaba ETA, como preocupación de los españoles, solamente por detrás del paro ¡Casi nada! Vamos, son más un problema que una solución.

Esos dinosaurios, en resumen, son hoy los partidos políticos en nuestro país y en nuestras islas, salvo honrosas excepciones y ya se sabe como acabaron ellos… Extinguidos y superados por los movimientos sociales. Y si no, al tiempo.