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jueves, 28 de marzo de 2024 00:00h.

Lanzarote, la isla de los imputados

El pasado viernes pudimos ver en televisión un extenso programa sobre Lanzarote con este título maldito. Así es conocida la Isla, dentro y fuera, en los círculos sociales corruptos.

Y, desgraciadamente, nos merecemos tal denominación a juzgar por los datos demográficos de un pequeño territorio de 750 kms.² con siete ayuntamientos, un Cabildo y más de doscientos imputados por corrupción urbanística, y otros cargos. Hagan ustedes el cálculo del número de corruptos por Km.²  en un espacio isleño donde el número de camas totales, contando las legales (aquí debemos decirlo al revés, ya que, normalmente, se dice, “contando las ilegales”) supera a los habitantes de la Isla.

Los corruptos, todos, menos uno, se pueden ver sueltos por la Isla; todos, por supuesto, muy molestos, porque la conciencia de estas personas les asegura que no han hecho nada, o, en cualquier caso, “si todo el mundo roba ¿Por qué no lo vamos a hacer nosotros, con todo lo que hemos hecho por el pueblo? (por cierto, lo que realmente han hecho por el pueblo es desvalijarlo y empobrecerlo)

La Justicia se encuentra hastiada por la fuerza que supone un viento viciado por  tantos cientos de millones de euros corruptos que empujan en contra y hay que esquivar como sea.  En los principios del Turismo en Lanzarote, las cosas no eran así, pero no sólo porque no hubiera tantas ocasiones, sino, básicamente, porque la preparación, educación y formación recibidas por aquellas personas, en general, era más humana, más íntegra.

Era frecuente ver en la vida política isleña, personas alejadas, precisamente, de ideologías políticas, pero próximas a las realidades y necesidades de la Isla: médicos, farmacéuticos, ingenieros, arquitectos, gestionaban los problemas de Lanzarote,  hasta que llegó un momento, en que esa cultura de noble escuela se fue echando a un lado para no manchar sus nombres ni su profesión con los estertores terminales de la decencia administrativa; se iniciaba una nueva era; la de la corrupción a gran escala que nos ha llevado a ser la Isla de los imputados:

¡Qué lejos quedó la que pudo ser, para todos, la Isla del Tesoro!