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jueves, 25 de abril de 2024 16:39h.

Con 12 años

Mis adolescentes memorias, casi infantiles, me trasladan hasta ese añorado rinconcito familiar, enclavado en el fecundo, mencionado y próspero Valle, cuando todavía existían los añorados abuelos

Consideradísimos amigos y apegados puntuales lectores de GOMERACTUALIDAD:

El lírico e  inspirado poeta zamorano, Dr. ILDEFONSO ESTEBAN ZURRÓN, hace ya un comprobado distante tiempo, que le ofrendara unos sentidos versos a la muy progresiva acogedora localidad herreña estratégicamente ubicada  en Frontera de El Golfo -exaltando sus pintorescas virtudes paisajísticas-, logrando el que, con ello, me excitara sobremanera, al conseguir, rememorar  algunos de los renovados rincones que, por él señalados, tuve la venturosa y juvenil  oportunidad de  haberlos podido disfrutar plenamente.

Su descriptiva  elegía, trajo a mi mente las agradables remembranzas  de un ya pasado tiempo transcurrido que, por desdicha o imperiosa ley de vida, nunca jamás podrán de nuevo volver a retornar.

Mis adolescentes memorias, casi infantiles, me trasladan hasta ese añorado rinconcito familiar, enclavado en el fecundo, mencionado y próspero Valle, cuando todavía existían los añorados abuelos, LOLA y RAMÓN; en la obsequiosa compañía de los atentos tíos, MERCEDES y RODOLFO quienes, amorosamente, me albergaban con notorio regocijo, durante  los   largos veraneos  de mis tan  ventajosas  vacaciones estudiantiles.

¡De qué manera, saboreaba aquellos apetitosos duraznos de la época que, sin el menor  asomo de la maligna “mosca blanca”, se me ofrecían, colgantes  de sus bien mimados árboles, brindándome a raudales, las más  variadas clases de sus muy jugosos sabores!

Desde muy anticipadas horas de la despierta mañanita, cestos en mano, nos encaminábamos en busca de los melosos higos blancos, abiertos nogales o seductivos cotios, amén de recoger  con insuperable calma, la suficiente hierbita fresca, para las productivas cabritas domésticas.

En los yantares, larga mesa, estratégicamente colocada bajo unas frondosas  verdes parras en alto, plenamente cargadas de exuberantes y magnos  racimos de dulces uvas blancas, todavía paladeo unas secas morenas refritas, a las cuales, había que tenerles el suficiente respeto como para saber ir quitándoles con sumo cuidado, los apegados oteros de sus difíciles y punzantes espinas

En las sosegadas tardes de sol, subíamos una enmarcada y empinada vereda, rumbo hacia a la típica  atalaya que, en la cúspide de su rojiza  montaña, a  determinadas horas y, desde  su alto campanario,  ejercitaba  unas fuertes sones, capaces de  hacernos convocar, para así,  iniciar unas amenas tertulias entre todas las alegres zagalas y despiertos mozos, para hablar de Jorge Negrete, Pedro Infante, María Félix y todo aquel ingente tropel de artistas mejicanos que en ese período, invadían las pantallas en la Capital de la Provincia y, que...mucho más tarde, el siempre recordado ANTONIO ÁLAMO, con el sabio asesoramiento de Don Manuel Marrero, padre, nos proporcionara el inmenso favor de hacernos disfrutar de esas y otras muchísimas cintas que, a fuego, han quedado impresas en el mismo fondo del agradecido corazón.

A este respecto, es muy digno de hacer mencionar aquí, el colosal trabajo informativo y visual,  nacido de la descriptiva pluma del ágil escritor nativo, MARCELINO GUTIÉRREZ QUINTERO, con una obra que, magníficamente, recopila, paso a paso, todo el histórico acontecer cinematográfico de la isla.

¡Lo de la vetusta Plaza de “Las Lapas”, la de la “Cruz”, asentada firmemente  en el seco cemento de una rústica peana, es la inquieta manivela del Tiempo la que me remonta hasta la edad de los doce años, cuando, puesto en pie, en aquellas memorables noches  estivales, a corro repleto de personas, lanzaba mis improvisadas disertaciones y antiguos poemas que, solían ser escuchados bajo el impresionante silencio de una recóndita y mística  mudez!

Por allí, desfilaron los cincelados rostros de las entusiastas tías INOCENCIA, ANTONIA  BERNARDA y LUÍS ZAMORA.

De los primos, ANGÉLICA  e ISIDRO; de la sabia maestra de escena, ÁNGELES FERNÁNDEZ; de las vocacionales  intérpretes  y colegas, PANCHA CEJAS, MARÍA DEL PILAR RODRIGUEZ FERNÁNDEZ, LUÍS ESPINOSA, JUANOLA y, otras tantas y tantos que, después de muchas y largas noches  de festivos ensayos, estrenábamos teatrales piezas de mi propia inventiva, aventurándonos luego a representarlas en una vacía casita que más tarde, serviría como flamante sede de Correos o, en el amplio salón  del abuelo, para cobrar entradas y con el producto recolectado, efectuábamos luego unas espléndidas merendolas y rumbosos bailes, bajo los candentes focos de los prácticos “petromases” y, en uno de aquellos jubilosos saraos, allí, por primera vez en mi vida, tuve la dichosa oportunidad de poder escuchar, cantando unas sentimentales malagueñas, a mis decididas tías, CARMEN MÉNDEZ MACHÍN y EVANGELINA ZAMORA, de las cuales, ya había tenido las mejores referencias como excelentes intérpretes  y buena voz.¡

¡De qué talante las encumbraban nuestros contiguos vecinos, ANTONIA PÉREZ, PEDRO REBOSO, CAYO, su dulce madre, Dña.MARÍA, diligente ESPOSA y... hasta el propio JUAN MACHÍN, el apreciado consanguíneo del “Pierrisco”, personaje intrépido, valeroso  y fraternal

¡Perdurables añoranzas  que, en este detallista comentario, juntos, aquí, hemos recorrido y, a buen seguro que, también,  muchos de ustedes, aunque sea en distintas latitudes y diferentes lugares, habrán retornado a unos muy arrinconados tiempos que, merced a la magia de la aguda  mente o,  del inquieto pensamiento, han sido capaces de haber sido transportados hasta ellos!

Y es que... ¡la pubertad, no es un número reducido de años, sino un solidario clima, expresamente  exclusivo que todos solemos llevar en el sensible fondo del  adecuado  corazón!


En esta fotografía: Ángeles Fernández, Carlota Quintero, Pancha Cejas, María del Pilar Rodríguez Fernández, Juanola y un servidor, con 12 AÑOS

¡QUÉ TIEMPOS!...