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sábado, 27 de abril de 2024 00:00h.

Hay que despedir al servicio

Así  se hace cuando el servicio de una casa desempeña mal su trabajo: se le despide.

No hay mejor casa en España que la que pertenece a todos sus ciudadanos, y en la que hemos confiado y contratado un servicio que ha resultado desleal, unos por acción y el resto por omisión. No hay más que echar un vistazo a la prensa diaria para ver cómo está el servicio, y con qué deshonestidad responde al amo que le paga.

Se justifican sus deslealtades, se premian, se conceden privilegios, lujos y distinciones hasta la eternidad. La corrupción generalizada, aunque no la hayan pretendido algunos, todos la aceptaron si llamó a su puerta.

Tienen sus abogados, en las más altas esferas de la Judicatura, que les defienden de sus abusos. Aunque se sustituyan entre ellos, el resultado va a peor. No puede prosperar lo que se pretende construir sobre una base viciada por el mismo servicio, y que es intocable porque afecta a los intereses creados también por ellos; es como si pretendiéramos desecar una charca con la ayuda de las ranas.

No hay solución si contratamos un nuevo servicio, porque estamos inmersos en un círculo vicioso (nunca mejor dicho) Ante la pérdida de confianza, la única alternativa es que el propio amo se ocupe directamente de su casa. En otros países civilizados el servicio funciona, en España no.

Es fácil de resolver; entre los seis millones de parados puede salir un Grupo Cívico, más preparado, con mejores intenciones y voluntad, dispuesto a representar al resto de conciudadanos, y sacar adelante a esta gran Comunidad de Propietarios que es España.

Tendrían un sueldo digno, y entenderían que no habrá privilegios porque el dinero del contribuyente no se puede utilizar para que tengan una vida de lujo.

Otro día, con más tiempo, les comentaré lo que hay que hacer.