Los antiguos de La Gomera realizaban prácticas astronómicas relacionadas con el sol

Montaña sagrada de Tejeleche
Actualmente, una parte de los trabajos tienen lugar en Las Toscas del Guirre, un importante yacimiento arqueológico

Desde el Museo Arqueológico de La Gomera, dependiente del Cabildo Insular, se vienen impulsando distintas líneas de investigación que tratan de avanzar en el conocimiento del pasado de la Isla. Una de ellas trata de determinar los conocimientos astronómicos y calendáricos de los antiguos gomeros. La investigación se lleva a cabo en estrecha colaboración con el Doctor José Barrios García, profesor de la Facultad de Matemáticas de la Universidad de La Laguna. Actualmente, una parte de los trabajos tienen lugar en Las Toscas del Guirre, un importante yacimiento arqueológico conocido por albergar una cueva con el mayor panel de escritura líbico-bereber hallado hasta el momento en Canarias. En su estudio integral participa un destacado conjunto de investigadores y especialistas en diferentes materias.

El presidente del Cabildo Insular de La Gomera, Casimiro Curbelo, destaca la “importancia de este tipo de investigaciones puesto que acerca la cultura de nuestros aborígenes y se demuestra también que la vida de los antiguos gomeros guardaba relación con el calendario astronómico”. Igualmente, el consejero Insular del Área de Deportes, Juventud y Patrimonio Histórico, Adasat Reyes, manifiesta que “gracias a la investigación de la unidad de patrimonio del Cabildo, con la colaboración de la Universidad de La Laguna, podemos conocer datos nuevos sobre cómo vivieron los gomeros respecto al calendario solar y difundir este conocimiento a la población”.

En el marco de estas investigaciones, y en colaboración con la Agrupación Astronómica Isla de La Gomera (AAILG), se ha hecho un importante descubrimiento que pone de manifiesto la forma en que los antiguos gomeros observaban y medían el movimiento del sol en el horizonte. El punto por donde sale o se pone el sol cada día se mueve a lo largo del año entre dos extremos, alcanzando su extremo sur en el solsticio de invierno (21 de diciembre) y su extremo norte en el solsticio de verano (21 de junio). El estudio de dichos extremos permite establecer un calendario solar acorde con las estaciones, lo que resulta fundamental para el mantenimiento a largo plazo del sistema económico insular. Además, este conocimiento permite sincronizar el calendario lunar con el calendario solar, formando la base de un calendario lunisolar estable.

Las pruebas arqueológicas han sido localizadas en la propia cueva, una de cuyas paredes presenta un pequeño orificio circular excavado en la roca. Un observador situado en el interior de la cueva puede ver a través de este orificio una pequeña franja del horizonte montañoso al poniente de la Isla. Las investigaciones mostraron que dicha franja está centrada en el lugar por donde se pone el sol en el solsticio de invierno. Desde este punto de vista, el agujero actúa como un visor que marca la puesta solsticial vista desde el interior de la cueva.

Por otra parte, en los días del solsticio, a la caída del sol la luz entra por el orificio proyectando un punto de luz que recorre el suelo de la cueva y sube por la pared opuesta, justo a la derecha del lugar donde se encuentra el texto líbico-bereber. Su recorrido es tal que, antes de ponerse definitivamente el sol, el último rayo encaja perfectamente en una pequeña cazoleta ovalada, excavada en la roca para tal fin. Una primera observación independiente de este fenómeno fue realizada por Tomás Vicente Jerez Reyes (presidente de la AAILG). Este hecho se produce exclusivamente en los días del solsticio de invierno, por lo que la cueva presenta dos formas complementarias de marcar esa importante fecha del calendario solar. Una vez determinado el punto exacto de la puesta solsticial, se pudo comprobar que coincidía con la ermita de Las Nieves, en cuyos alrededores se conservan varias aras de sacrificio de los antiguos gomeros. Por tanto, los arqueólogos piensan que la localización de la ermita está relacionada con las prácticas religiosas aborígenes. La posibilidad de que la cueva permita decodificar el espacio ritual de la Isla abre vías de investigación totalmente novedosas en Canarias.

Considerado en su conjunto la importancia de este yacimiento como primera prueba arqueológica de los conocimientos astronómicos de los antiguos gomeros es extraordinaria en el plano metodológico, porque establece una sólida base científica para el desarrollo de las investigaciones arqueoastronómicas que se llevan a cabo actualmente en La Gomera y, en el plano interpretativo, por sus relevantes implicaciones en la comprensión del pensamiento de los antiguos habitantes de la Isla.