Redes sociales: la era convergente de la información (Ponencia)

Alba Sabina Pérez

Ponencia de Alba Sabina Pérez en el "Primer encuentro de profesionales de la Comunicación" celebrado en la Gomera

El Hotel Jardin Tecina de Playa de Santiago en la Gomera, acogió el día 21 de junio, el “Primer encuentro de profesionales de la Comunicación” organizado por la entidad asociativa Gomera Norte Radio. En el, Alba Sabina Pérez, Licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense de Madrid presentó la siguiente ponencia:

Según la prensa de nuestro país, hace dos años se dieron dos eventos en las redes digitales que, por primera vez, pusieron en jaque a la prensa escrita y a la televisión. El primero ocurre cuando el usuario de Twitter Facu Díaz, utilizando el logotipo del diario El País, publica en su cuenta el siguiente tweet: «La Casa Real ha confirmado el ingreso del Rey Juan Carlos. El estado del monarca es de extrema gravedad». Se trata de un bulo que nos sirve para mostrar que para el público y, en cierta medida para el periodista de hoy en día, nadie necesita confirmar nada. El mensaje crece exponencialmente, y el hashtag #DepMajestad se convierte en el Trending topic del día en España. Las reacciones son de todo tipo: desde la broma hasta la indignación o el ataque al propio periódico que acaba de despedir a 129 trabajadores de su plantilla. El País se lo toma muy en serio: Además de publicar un duro artículo contra el tuitero responsable, amenaza con llevarlo ante los tribunales.

Sin embargo, el caso más notable fue el de Pablo Herreros, tuitero, bloguero y periodista, que lanzó una campaña en internet contra el programa La Noria, de Telecinco, escandalizado porque los directivos pagaran a la madre de un criminal condenado para aparecer ante la audiencia. Tras algunos meses y cientos de miles de mensajes, firmas y cartas, las empresas que se anunciaban en el programa empiezan a retirar su publicidad, hasta que el espacio tiene que ser suspendido. Telecinco, además, se querella contra el tuitero, a quien responsabiliza de haberle hecho perder 3,7 millones de euros. Después, se echa atrás y retira la querella.

Redes socialesLo interesante de este hecho es que, por primera vez, se toman muy en serio a las redes sociales y su poder para mover opiniones y voluntades. Dejan de ser anecdóticas para ser generadoras de información y, sobre todo, medios de comunicación. Eso sí, medios de comunicación que funcionan con sus propios engranajes, y que tienen sus vínculos con el público de forma que nadie antes se había planteado. Estamos hablando, de pronto, no del mundo de internet, que ya es bien conocido, sino del de las redes sociales como realidad, y que funcionan, no como el gigante, ya oxidado pero muy consciente, lineal y mecánico, de los medios de comunicación tradicionales, que nos han enseñado cómo funciona la información, y sí de un nuevo ente adolescente con una forma nueva de expresarse de la que tenemos muchísimo que aprender y en la que tenemos que poner la mirada.

Las redes sociales están funcionando porque son movimientos que expresan diferentes condiciones humanas que necesitaban un canal, un medio para ser expresadas. Sobre todo una de ellas: la autonomía. La información puede y está fuera de los límites de los partidos políticos, el Estado, las empresas, y es posible tener y construir redes propias sin líderes. Actúan como la tecnología cultural de la sociedad. El fenómeno más importante en la sociedad actual es aunar la autonomía, frenar la individualidad, y convertir la capacidad de la persona para decidir su propia vida en un recurso que sirva para todo el mundo; aunque sea con nuestras limitaciones.

Hay que tener en cuenta que internet es una tecnología antigua, creada en 1969; pero ahora mismo lo más importante es que también es un producto cultural, ya que se organizó a partir de valores como la libertad y la autonomía. Así que gracias a internet, pero gracias sobre todo a las redes sociales, hoy en día cualquier mensaje que desea libertad y autonomía no necesita pasar por el filtro de un partido o un periódico y esperar, con los dedos cruzados, su beneplácito. Si hay un mensaje que se conecta con otras mentes conectadas en la red, la aceptación inicia un movimiento. Los actores son colectivos: sin jerarquía, sin burocracia, sin líderes.

La información de tipo no electrónico, exclusivamente no electrónico, no puede hacer frente a la velocidad y a la compejidad de la red, así que los sistemas tradicionales que implican las viejas formas de organización social, son parte ya de la historia humana. No pudieron perdurar porque la acción colectiva requería unas condiciones en las que ellos tenían límites físicos. Hoy ya no puede haber límites. Las redes de Internet no tienen límites de tiempo y espacio, y pueden actualizarse y reconfigurarse sin pausa, constantemente. La tecnología no determina la acción social, sino que permite un tipo de organización que no existiría sin Internet.


El cambio social está en cabeza de la gente. Los movimientos ocurren a través de una transformación mental, como sucedió con el movimiento del medio ambiente o el feminismo. Desde hace 30 años tenemos los mismos problemas climáticos; pero en ese momento nadie lo sabía y a nadie le importaba. Hoy en día, sin embargo, más del 80% de personas en el mundo saben lo que es el cambio climático, y hacen pensar y actuar a los gobiernos frente a este problema. El fenómeno más importante en este sentido es el movimiento feminista. Ahora nadie pone en duda la importancia de la liberación de la mujer bajo el estamento masculino que hace treinta años era impensable, y nadie pone en duda los logros conseguidos por las mujeres y el feminismo: Como podemos comprobar en esta profesión, el periodismo. Este es el verdadero resultado de un movimiento social. El impacto en la conciencia de la mayoría de los ciudadanos. Ahora mismo hay un tema central: En ningún país del mundo nadie confía en los políticos. La percepción es que no responden a los intereses de los ciudadanos, sino a los intereses financieros, las grandes fortunas, y a los mercados.

En la práctica, poco a poco vamos viendo las consecuencias de este fenómeno debido a que existe una brecha entre las personas que quieren cambiar su vida, y la sociedad y las instituciones políticas. Esta brecha, en los últimos tiempos, no ha hecho más que crecer y empeorar. Una perspectiva histórica de estos movimientos nos la ofrece el pensar que uno puede encontrar, poco a poco, una forma de reconstrucción democrática y las nuevas formas de representación en las que no hay líderes, organizaciones o partidos. No hay conexión entre las instituciones que no procesan las demandas y valores. Los movimientos están tratando de reconstruir el tejido social entre las personas, entre los ciudadanos.

Los movimientos de la red en todos los países son espontáneos, sin dirección, a partir de un hecho insoportable, de humillaciones a diario. La política hoy está siendo reinventada a partir de estos movimientos; pero el resultado de estos intentos de innovación depende de cada país, cada contexto, las características del movimiento y el sistema político. La mayor apertura del sistema político a la expresión popular espontánea en las redes y en las calles, abriría más posibilidades de una reforma política constructiva. Los medios tradicionales se están enriqueciendo con la interactividad de los nuevos medios digitales. El resultado es la transformación de las salas de redacción de los periódicos y revistas en una sala de información continua a través de Internet. Por lo tanto, el tipo de producto tiene que cambiar, ya que no puede competir con la velocidad de Internet.

La red es mucho más que un medio de comunicación; es un medio de interacción personal, organización, relación de larga distancia, y una forma, una cierta atmósfera en la que vida personal y digital están integradas. La vida en línea no es una vida separada de la interacción física. Ya no vivimos en un mundo físico o virtual, sino en un mundo híbrido que participa de ambas esferas. Todos están en la red, pero no solo en la red; la red se ha convertido no solo un medio de comunicación, sino en una forma de vida.

Creo que aún estamos inmersos en el proceso de una transición muy rápida, más veloz que cualquier otra vivida antes. Todo tendrá sentido durante este siglo. En este momento tenemos más de 3.000 millones de usuarios de Internet. Hay 6,9 mil millones de números de dispositivos de comunicación móviles. La única división posible es si los usuarios son nativos o emigrantes digitales. No podemos decidir si internet es bueno o malo, ya que no podemos decidir si queremos estar en el mundo digital. Es nuestra inevitable realidad.

Cada uno hace su camino en función de sus intereses, sus valores, su experiencia, su capacidad para utilizar la red, ya que éstas son múltiples y maleables. Los más jóvenes tienen mayores ventajas en el proceso de adaptación a las vías de interacción cibernéticas porque han nacido en una cultura digital. Es una cuestión de capacidad tecnológica, de adaptación, de cultura y de mentalidad. Quizá de pensar de manera diferente. Es clave, en la sociedad de la información, la capacidad de pasar de la información al conocimiento y aplicar ese conocimiento al terreno personal o profesional, pero ahondando en él. Ahora mismo podemos pensar que este mundo es un caos. Solo queda organizar el caos porque el hombre no sería lo que es si no creyera en cierta idea de orden; aunque su sentido final se le escape.