Desesperación 'mariana'

Mariano Rajoy va a pasar a la historia de España como el gallego indeciso.

Mariano Rajoy va a pasar a la historia de España como el gallego indeciso. Si ya de por sí un gallego se suele definir como alguien que no sabe si sube o si baja por la escalera, en el caso del presidente de España ya es el colmo de la desesperación. Es incapaz de afrontar los problemas que le vienen sobrevenidos, cuestiones que, simplemente, con aplicar la legalidad, las resolvería sobre la marcha. Pero no, cual filósofo meditabundo opta por la solución del ‘no hacer nada’, que ya se solucionará el conflicto por sí solo. Bueno, si el problema se caduca siempre puede venir Arias Cañete a comerse el mismo, ya que ha demostrado que es un as en eso de calzarse media docena de ‘danones’ pasados de fecha.

Dice ahora nuestro ilustre hombre de Pontevedra que él no va a hacer nada respecto al famoso referéndum de independencia de Cataluña. Entiende que hasta que el Parlamento catalán no apruebe el mismo no tiene motivos por los que ponerse en guardia. Además, en un gesto de dirigente sobrado precisa que a Aznar le tumbaron el recurso contra el Plan Ibarretxe, que los tribunales se lo inadmitieron y que, por tanto, él no va a trabajar en balde, que ya tendrá que llegar la propuesta secesionista al Congreso y ahí asevera que la frenará. Vamos, Rajoy es de esas personas que se encuentran a una persona tirada en medio de la vía, pero como el próximo tren no pasa hasta dentro de tres horas, tranquilamente se marcha a comer, se toma la copa y el puro y faltando dos minutos procede al rescate de la víctima. Un crack este tipo.

El problema para Rajoy (y al final para el resto de los españoles) es que su inacción nos está perjudicando, cree que siempre va a dar los frutos apetecidos y los cuentos a veces acaban mal. Cierto es que con su sí, pero no, se ha engañado en cierta medida a los poderes fácticos europeos para evitar en la medida de lo posible tener que solicitar el famoso y temido rescate.

Pero en cuestiones más de andar por casa como la secesión catalana o el pulso indisimulado de la banda terrorista ETA no se puede andar con medias tintas o paños calientes. Además, por una mera cuestión de lógica, no se puede recurrir siempre a la misma estrategia. Esto es de catón, como cualquier entrenador de fútbol que se precie, si siempre usas la misma táctica, al final todos te acaban cogiendo la matrícula, máxime si el plan habitual se denomina la táctica del avestruz. Con eso te acabas ganando todos los números de la rifa…y el premio no es, precisamente, un perrito piloto.