Vuelve Belén Esteban, vuelve la televisión más cutre y ordinaria

Vuelve Belén Esteban, vuelve la televisión más cutre y ordinaria


Algo debemos estar haciendo mal en este bendito país llamado España cuandolo que triunfa en televisión por encima de todas las cosas es el retorno de Belén Esteban. 

La vida y milagros de la que llaman pomposamente la Princesa del Pueblo’ hizo, según las audiencias, un 27% de share, lo que resulta una brutalidad y un contante sonar de dinero entrando en las arcas de Mediaset por la publicidad que seguro que se contrató para la noche de marras, la del 18 de octubre de 2013. De milagro, a Vasile no se le puso el pelo de color betún negro cuando vio las cifras al día siguiente.

Hay quienes mantienen la teoría, para mí profundamente equivocada, de que Belén Esteban triunfa porque la gente está hasta el gorro de políticos, de corrupciones, de mentiras, de hipocresías vestidas con traje y corbata de Armani, pero es que me niego a creer que los ciudadanos, cuando llegan a su casa, no sepan discernir y no tengan un criterio lógico. Pongamos y convengamos que a nadie nos da gusto tragarnos un viernes en la noche el
resumen del Consejo de Ministros y ver a Rajoy, Soraya o Montoro cortándonos la cena con malas noticias.

Hasta ahí, de acuerdo. Sin embargo, hay un maravilloso mundo de películas, deportes, series o documentales que suplen a la perfección el tostonazo político sin tener que caer en las peleas o los discursos de rabaleras de barriada, que, al fin y a la postre, es lo que es Belén Esteban.

La vida de esta persona me resulta completamente indiferente, igual que la del resto de personajes que pasan por eso que denominan el cortijo, gente que está acostumbrada a comerciar y a comercializar sus miserias a cambio de un cuantioso cheque lleno de ceros que se incrementan en función de la bestialidad del día, que va desde declaraciones más o menos subidas de tono hasta los supuestos intentos de suicidio revestidos de crisis de ansiedad o
al revés.

Lo único que me da, entrecomillas, ‘rabia’ es que estos personajes de poca monta, que no aportan nada al conocimiento general, a la cultura de este país, es que se lo llevan calentito por poner en el escaparate público sus superficialidades. Vamos, que a ninguno de ustedes les iban a pagar ni medio euro por lanzar al prójimo una papaya, pero si lo hace Paz Padilla con Karmele Marchante, por ejemplo, resulta que igual la chorrada está tasada en 3.000 euros por 5 minutos de hacer el pato en el plató. Y luego nos vendrán algunos con el discursito de la tele de calidad…