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domingo, 28 de abril de 2024 15:05h.

Desde mi perspectiva

GELI PARA OPINION
"Muchas madres me entenderán ya que somos sus principales cuidadores, y lo hacemos de mil amores porque nuestros hijos es lo que más queremos en este mundo; pero ser asistente personal todos los días del año quema mucho"

En mi cita quincenal con los lectores de Gomera Actualidad, hoy mi escrito sigue la estela del anterior, donde decía que hacía una parte del balance de mi camino por la vida.

Este camino cada día más tortuoso porque los años pasan, pero los problemas siguen y se acentúan cada día más. 
Más de la mitad de mi vida llevo recorrido y los cambios son notables, tanto físicamente como emocionalmente.

Físicamente no soy igual que cuando era joven pero eso sí, sigo teniendo los mismos ojos, manos, piernas etc.
Lo que ocurre que mis ojos están cansados de ver como las injusticias campan a sus anchas.
Pero también he visto cosas muy guapas y prestosas: 
La sonrisa de gratitud  por una palabra o un gesto.
Las lágrimas de los amigos cuando algo les va mal.
Pero sobre todo, veo a mi hijo feliz y eso no hay dinero que lo pague.
Mis manos ahora ajadas por el paso del tiempo también acariciaron y consolaron cuando fue preciso, acunaron y tranquilizaron en el momento oportuno.

Mis piernas bailongas y rechonchas en mi juventud ahora tienen otra apariencia, pero siguen siendo mías, me sostienen y sigo caminando gracias a ellas.
No me preocupa hacerme mayor; envejecer, es el peaje que tenemos que pagar por estar vivos.
Lo que me preocupa y mucho, es saber que mi camino se acorta y hay alguien que me necesita mucho.
Nadie es imprescindible, a rey muerto rey puesto.

El mundo sigue en pie, la luna seguirá alumbrando la noche y el sol calentando el día.
Pero para mi hijo si soy necesaria e imprescindible...Soy su asistente personal, su referente, su confidente, la que le hace reír...

Pero también soy la que le riñe, la que a veces le grita aunque después me arrepienta de haberlo hecho, la sargento que me sale cuando quiero que haga las cosas bien, porque quiero que tenga la autonomía necesaria para cuando yo ya no esté, porque entonces tendrá que apañarse solo o con la mínima ayuda.
Por eso le exijo, me enfado y le grito.

Si a esto le añado  (como es mi caso) ya soy mayor y me acompañan los años y los achaques, apaga y vámonos.

Muchas madres me entenderán ya que somos sus principales cuidadores, y lo hacemos de mil amores porque nuestros hijos es lo que más queremos en este mundo; pero ser asistente personal todos los días del año quema mucho, para nosotras no hay vacaciones ni descanso, este vendrá cuando dejemos este mundo; para nosotras no hay jubilación ni nos podemos permitir estar de brazos caídos.

Aunque las que nos podemos pagar unas vacaciones ( no todas las madres lo pueden hacer) tampoco son vacaciones de pleno disfrute porque tenemos que seguir ejerciendo de asistente personal:
Ejemplo:
Una familia de tres o cuatro miembros se van de vacaciones a una casa rural, a un hotel o de tienda campaña... 

El padre se levanta se asea desayuna a mesa puesta y tiene el resto del día para puro relax.
La madre tiene que asear a sus hijos, servirles el desayuno, dejarlos como un pincel para que el padre una vez listos los lleve a pasear. Mientras tanto la madre (si sus vacaciones no son de hotel)  cocina, pone la lavadora, hace recados friega la casa, atiende a las mascotas (si las tiene) ya empieza a pensar lo que va hacer de comer al día siguiente.

Aunque estemos de hotel los cuidados y la asistencia personal cuenta a cargo de la madre, por lo tanto no son vacaciones plenas.
Yo reivindico unas vacaciones sin cargas adicionales.
Las madres tenemos o deberíamos tener ¡qué menos que una quincena vacacional para nosotras mismas! 

Esa quincena los hijos deben de quedar a cargo de su padre para que ellos valoren el trabajo que hacemos los 365 días al año.
Tal vez así entiendan a las madres... Esas que gritan, se enfadan, se ponen histéricas y ellos "tan ingenuos", no se explican o no entienden los motivos.
Que lo mediten mientras hacen nuestra labor y se rompen la cabeza pensando lo que van hacer de cenar o de comer al día siguiente.
Igual se les quita las ganas de protestar por todo y de exigir lo que ellos son incapaces de hacer.
O igual comprenden el porqué gritamos o nos ponemos histéricas.

Muchas veces pienso que me gustaría haber nacido hombre para vivir a cuerpo de rey...¿Quiero irme unos días de relax?
Sin problemas, mis hijos y mi casa están atendidas por mi mujer.

Siendo mujer ya no tengo esas facilidades, no me puedo ir alegremente porque antes tengo que dejar comida hecha y todo planificado para esos días que no voy a estar, sin olvidarme de dejar mudo el móvil para que no me estén preguntando cada quince minutos dónde está esto, aquello, o lo demás allá.

Siempre digo que  no hay Tsunami mayor que la gota que colma el vaso.
A estas alturas de mi vida nada me gustaría más que transferir mi tsunami, mi histeria y mis gritos a los que sin calzarse mis zapatos y recorrer mi camino prejuzgan  mi proceder.

De todas formas lo que realmente me importa es el futuro de mi hijo, eso es lo que realmente me preocupa, tal vez esta incógnita es lo que me está mermando emocionalmente.
Mi prioridad ha sido siempre su bienestar y ahora más que nunca lo prioritario es dejar su futuro encauzado y todo lo seguro que pueda para cuando él ya se quede sin su padre y sin mi. 

Sé que lo único seguro que tenemos es nuestra mortalidad, pero quiero pensar que nuestro hijo va a tener un futuro apacible y si no lo tiene rodeado de cariño, al menos que se respete el derecho a tener una vida digna.
Mi mayor prioridad, mi mayor preocupación a día de hoy es dejar bien atado el futuro de Tono.