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viernes, 26 de abril de 2024 00:00h.

Un nuevo año se nos acerca

El veterano 2.013, anda quemando sus últimos cartuchos.

Apenas, unas fugaces y nerviosas semanas, para desahuciarle por consumado.

Se nos presenta una nueva etapa a vivir y, nadie logra adivinar el incierto futuro que nos aguarda.

Lamentablemente, hoy, repasando lo luctuosamente ocurrido tiempo atrás, me viene a la memoria, la doliente pérdida de un buen compañero y entrañable acreditado enamorado que lo fuera de nuestro encantado vergel, ubicado en  la creciente localidad de Frontera de El Hierro, así como de La Gomera.
 
 “Por sus frutos los conoceréis”: Un muy humano, sensato y fiel razonamiento, para saber escoger como es debido a los buenos camaradas.

Los imprevistos duros golpes de la existencia, la mayoría de las veces, nos suelen aturdir cruelmente, confundiéndonos sin reclamada dilación, para ir dejándonos  en nuestro deprimido ánimo esa recóndita impotencia que tanto y tanto, con infinito abatimiento, suele sacudirnos.

Cuando hace ya unos transitados meses, recibiera la penetrante y mala noticia de que un buen colega nuestro, de inesperada y nefasta forma, nos había abandonado para siempre, fue tal el indomable impacto absorbido que todavía, a estas alturas, ando vagando, como a ciegas entre las condensadas tinieblas de la más alta incredulidad y trastornada inquietud.

Durante un soliviantado reposo nocturnal, repasaba y repasaba los  tan infaustos hechos, la resaltada idiosincrasia del que fuera uno de los más asiduos seguidores, un fiel cortesano del Dial que ostenta la Emisora de Valverde, “ONDA HERREÑA”, para, sin posible descanso, comunicar si por el progresivo Valle de El Golfo, llegaba con sonora claridad los habituales programas.

Entre erizadas rocas costaneras y convulsivos escarceos marinos, me conjeturaba la atormentada despedida  final del fraternal camarada, ANDRÉS FLEITAS, el simpático, complaciente y cariñoso cabal señor, con el que departiéramos populares momentos, todos ellos, repletos de excitables recuerdos y, los cuales, seguirán subsistiendo sin ocasos en lo más insondable del propio espíritu.

Persona campechana en donde las hubiera, hondamente sociable, se desvivía por invitar a muchos de sus conocidos, organizando para los mismos unas suculentas comilonas  de padre y muy señor mío.

Amante del buen vino, intentaba seleccionar de los mejores y, llevándose por su refinado buen olfato de experto catador, con obsequioso afán, solía brindárselo a sus satisfechos convidados.

Entusiasta seguidor de la enardecida cultura, poseía  el señorial Don de la amena charla, reposada, interesante y fructuosa.

Extremado amante de los animales, habitualmente andaba rodeado de traviesos mininos, teniendo para todos ellos unos delicados detalles exclusivos que llamaban la normal e  investigadora atención.-

En cierto desplazamiento que desde el mismo Hierro realizáramos hasta Santa Cruz de Tenerife, tuve la oportuna ocasión de poder departir con él sobre variadísimos asuntos y diversas cuestiones, pudiendo al fin enterarme el de por qué, se le conocía con el curioso apelativo de <EL BRUMAS>.

Al parecer, según su propio observación... “poseía en El Golfo, una hermosa  casa, estratégicamente situada y, sobre cuyo dilatado mirador, entre nebulosas “brumas”, alcanzaba a divisar toda la dilatada belleza panorámica de la productiva Frontera, algo de lo que, con sobrado orgullo, constantemente exponía, alabando sobremanera  los múltiples celajes que constantemente le circundaban”

Allí, en plena cubierta, al tóxico compás de voluptuosas  espirales de humo, habiéndome obsequiado uno de sus preferidos habanos, (desprendido acto que realizaba cada vez que nos veíamos), cambiamos mutuas impresiones.

Como un oriundo vecino más, enaltecía  las renovadas cosas herreñas, sus mejorados senderos, originales tradiciones, sápidas comidas, empedradas calles y  sugestivos rincones,  por él, bien conocidos al dedillo; iluminándosele los ojos de sentida conmoción al describirme las BAJADAS en las que había disfrutado con el excepcional deleite de haberse    arrebatado considerablemente  en todas ellas.

En la acostumbrada detención marítima que, por un determinado y corto espacio de tiempo, suele efectuar el Ferry,  en el renovado Puerto de La Gomera, admirado me dijo:

-.- ¡Hay que ver, admirar y aplaudir, el enorme progreso desarrollado  que, día a día, en esta vecina isla, se esté llevando a cabo!

Hoy, el bien recordado “brumas”, ¡ya no se halla activo entre nosotros!

Desde los altos y misteriosos atajos, desde los otros y tan desconocidos arenales del más allá, desde donde quiera que en estos precisos momentos nos pueda estar viendo, entenderá, sabrá a ciencia cierta  del aprecio tan grande y fraternal que por él, aquí, todos cuantos tuvimos el inmenso placer de conocerele y de ampliamente tratarle, comprenderá lo que en realidad sentimos y lo muchísimo que lamentamos su accidentada, tan llorada y afligida desaparición!

En “gomeraactualidad”, le hemos querido ofrecer esta sentida ofrenda, “in memoriam”: ¡la de un amigo que se nos ha marchado para siempre pero, que continuamente permanecerá completamente vivo en la constante seguridad de nuestros más íntimos  buenos recuerdos!

A todos causa dolor,
Estos sucesos extraños.
¡el fiero mar lo arrasó
Y, en una playa dejó,
Sus  durados sesenta años!