“La Salud Mental puede intervenir para frenar la aparición de la agresividad”

Isabel Aguilar
En sanidad, “en nuestro Servicio de Salud, a veces, nuestros gestores tienen criterios con tintes economicistas”.-nos comenta Isabel Aguilar en la Entrevista que ha concedido a Gomeraactualidad.com

Después llevar un año de duras restricciones debido a la pandemia, provocada por el coronavirus y, de haber iniciado la relajación de medidas impuesta por las autoridades sanitarias de la tercera ola, hablamos con Isabel Aguilar, jurista y experta en Derecho y Gestión Sanitaria y presidenta de La Fundación Juana Reyes, que trabaja en el campo de la Salud Mental. Hemos abordado cuáles deberían ser, en su opinión, las prioridades inminentes de nuestro Sistema Sanitario y, en esta ocasión hemos querido aprovechar y preguntarle algunas cuestiones, tras su último artículo de opinión, acerca de “la ira colectiva”.

COVID Y SALUD MENTAL

Isabel, los expertos en Salud Mental manifiestan que es ahora cuando comienzan a incrementarse los casos de Salud Mental en sede hospitalaria ¿Crees que ha habido previsión por parte de nuestros gestores?

A principios del mes de abril, desde nuestra Fundación, ya avisábamos que esto podría suceder. No cabe duda que la distancia social es un factor de riesgo en Salud Mental y también vivir una situación de crisis socioeconómica repercute claramente en la Salud Mental. La incertidumbre puede generar ansiedad y el hecho de no gestionarla bien, estar en soledad, puede provocar situaciones poco deseables para nuestra salud, tanto ligados a nuestra salud física, como otras circunstancias con mayor vinculación al campo de la Salud Mental, como digo si no se gestionan bien, pudiendo llegar a generar, por ejemplo, un ataque de pánico.

Pero sí lo han avisado los entendidos y profesionales...

Importantes sociedades científicas han hecho recomendaciones. Nos han dado pautas de cómo vivir el duelo en este contexto diferente y también de cómo explicar esta especial situación a los niños. Hay que pensar que esta situación de no poder despedirnos o acompañar a un ser querido afectado por la COVID, podría ocasionar en nosotros frustración y generar la ira. Emociones así, si no canalizamos bien una serie de recomendaciones de los expertos van en detrimento de lo que todos entendemos que es nuestra salud orgánica, pues se altera la presión sanguínea y hay otras respuestas negativas, por ejemplo, de nuestra musculatura y por parte de nuestro aparato digestivo. 

Debemos, en mi opinión, aprender a gestionar bien estas emociones negativas, como casi todo, es un aprendizaje, un entrenamiento. 

DEFICIENCIAS DE NUESTRO SISTEMA SANITARIO

¿Consideras igualmente que el Sistema de Salud está lo suficiente equipado para atender los grandes retrasos existentes en la actualidad de lo no COVID? ¿No crees que ha fallado nuestro sistema en sus cimientos?

En mi opinión, se ha visto claramente que las estructuras del sistema han fallado. Desde la conectividad de la parte sociosanitaria, que es donde están ubicadas las residencias de mayores, con la sanitaria, hasta el desabastecimiento de Atención Primaria. Todos debemos tener en la retina, nuestro médico de Atención Primaria, de toda la vida, de confianza, o nuestro pediatra, la medicina comunitaria y familiar. Creo que no descubro nada, si digo que nuestros gestores han apostado ya desde hace años por las grandes obras hospitalarias y han primado en agudos en detrimento de otros servicios, como Atención Primaria.

Esta situación ¿En qué otros ejemplos se pueden traducir?

Si observamos los distintos servicios de especialidades dentro del Sistema Canario de Salud, podemos indicar que, especialidades como ginecología sólo se prestan a un segmento de edad de la población, para prevención de algunas patologías y también cuando hubiera algunos antecedentes en la paciente. Cabe decir también que, algunas peticiones de pruebas diagnósticas que realiza el médico de familia, deben pasar unos filtros, pudiendo ser rechazadas, a veces debido a criterios médicos, pero también a otros, que quizás puedan tener tintes de una “visión economicista”. Siendo, así las cosas, estas situaciones generan “la huida” de médicos especialistas, así como el descontento de la profesión y de los pacientes y su desconfianza hacia sus gestores, como te digo, por tener esa visión con “tintes economicistas”.

IRA Y FRUSTRACIÓN EN EL CONTEXTO COVID Y OTROS

A raíz de tu último artículo de opinión acerca de la ira, me gustaría preguntarte y, tras los disturbios con gran carga de violencia en las calles por “el caso del encarcelamiento del rapero Pablo Hásel” ¿Consideras que en nuestra sociedad hay una gran carga de ira y que ésta ha llevado a la violencia? 

Los entendidos y analistas del comportamiento de la sociedad hablan de que, cuando a distintos sectores de la población, se le frustran sus objetivos pueden llegar a realizar actos de esta magnitud. Hay autores que señalan que el Estado tiene gran capacidad de influencia para establecer cuáles deben ser las metas de los componentes de una sociedad, en lo que a cuestiones sociales y económicas se refiere y cómo han de prosperar esos componentes. Asimismo, también el Estado, crea límites acerca de dónde deben estar “los topes” de estas metas y, de igual manera crea mecanismos para frenar al individuo ante este tipo de contextos, es decir, cuando se llega de la ira a la violencia o, de la frustración a la agresividad. 

Está claro que se han frenado o fragmentado muchos objetivos en el orden económico y social en esta pandemia y, muchos sectores de la población no se ven reparados en este agravio y terminan descargando así. Observamos no sólo cómo desde la frustración “por ese freno de objetivos” se llega a la violencia, pero también vemos, los mecanismos que el Estado tiene para no llegar a una anomia o a una situación de desorganización social.

 

Y en este sentido, como decías en tu artículo puede intervenir la Salud Mental. Interviene entonces para que el individuo no descargue de esta manera con ira, rabia y llegue a la violencia ¿Es así?

Efectivamente, la salud mental interviene para frenar la aparición de la agresividad. 

Dentro del campo de la salud mental se puede trabajar la baja autoestima y con ella nuestra falta de confianza e inseguridad. No olvidemos que la ira se origina ante un trato injusto o ante una situación que calificamos de injusta y ante ciertos escenarios en relaciones dificultosas, nuestra reacción puede ser muy negativa, llegando a darse curso la agresividad. Así, por ejemplo, una persona con alta autoestima ante una provocación personal, se observa que hay menos posibilidades que manifieste una respuesta con ira. 

También consideraría importante mencionar aquí el trabajo de la asertividad y las habilidades sociales. Será básico entrenarnos en tener capacidad de negociación, saber manifestar lo que queremos y lo que consideramos que estamos en desacuerdo y valorar al final, que nuestra crítica puede servir para demandar mejoras y para conseguir los mejores objetivos para nuestros intereses.

 

¿Podríamos entonces decir que el campo de la Salud Mental interviene también para frenar la agresividad, mejorar nuestras relaciones y aprender a conciliar?

Efectivamente y lo hace en distintos escenarios, es obvio que el ser humano vive en Instituciones. En la vida, nos pasamos casi todo el día negociando. Pactamos en nuestro seno familiar con nuestra pareja, nuestros hijos, desde el horario de cena o estudio, hasta de juego u ocio para los menores de la casa, hora de llegada a casa con los adolescentes, por no decir, en nuestro trabajo.  De esta forma, intentamos conciliar para convivir y evitar conflictos, conflictos en los que a veces salen a relucir emociones negativas como la ira, la frustración, llegando al enfado.  

De este contexto, podríamos pasar radicalmente a otro escenario, como pudiera ser la prisión, pues con internos que han delinquido con violencia se suele intervenir con programas de gestión de la ira. Como todos sabemos, el tratamiento penitenciario va encaminado a la consecución de la reeducación y la reinserción en la sociedad de quien esté cumpliendo una pena. En sede carcelaria, se ha de trabajar con delincuentes violentos, como ya he mencionado. De esta forma, encontramos programas dirigidos a trabajar con internos para disminuir la ira y observar los mecanismos que la provocan y con ello aminorar la aparición de la agresividad. A esto hay que añadir, el aprendizaje de las técnicas de capacidades asertivas, manejo de problemas, como de comunicación social. 

Así observamos que la Salud Mental está presente en diferentes Instituciones para mejorar la gestión de nuestras emociones y, en definitiva, para enseñarnos a convivir.

¿Es posible, a veces Isabel, que el ciudadano de a pie sólo tenga la referencia en Salud Mental del trabajo con personas con ansiedad, depresión y los trastornos mentales más graves en la consulta de psiquiatría?

Sí, puede parecer que sólo nos quedamos en eso, pero es un campo amplísimo. Considero que habría que fijarse en la definición que elabora la OMS de la salud mental: «un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades». A lo que se debe añadir, que es un estado de bienestar, en el que el ser humano ejecuta sus capacidades y está capacitado para hacer frente al estrés habitual de la vida. Por tanto, ocupa un amplio espectro. 

Muchas gracias Isabel por esta entrevista.

Gracias también a ti y tu Medio por  la oportunidad de difundir nuestro trabajo desde la Fundación y del área que me ocupa.