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sábado, 04 de mayo de 2024 00:00h.
NO SOBRAN LAS PALABRAS.-Óscar Mendoza
Óscar Mendoza es licenciado en filología francesa, profesor de secundaria y, como suele decir él, gomero antes que nada.
NO SOBRAN LAS PALABRAS.-Óscar Mendoza

Óscar Mendoza es licenciado en filología francesa, profesor de secundaria y, como suele decir él, gomero antes que nada.

Opinión

La vida sigue igual

“Eso de los aforados y la inmunidad es una auténtica golfería que daña a nuestra democracia al incidir, una vez más, en que todos no somos iguales ante la ley. El sentido común debe imponerse pero también el efecto disuasorio, esto es, si la haces la pagas, en román paladino.”
Opinión

Luces de Navidad

“Hay algunas cosas que el dinero no puede comprar: la educación, la honestidad, el talento, … Hay otras muchas que sí puede comprar porque tienen un precio. El vil metal adquiere mercancías de ida y vuelta en los mares del tener, mares tenebrosos donde se crean deidades y se corrompen almas. Los niños no deben navegar esos mares. Deben jugar y alegrarnos los días para que nosotros, por un momento, volvamos a ser ellos.”
Opinión

Diez años no son nada y lo son todo

“Eres alguien y, de repente, ya eres otro, diferente, moldeado por el fuego de la tragedia y los mares que brotaban por los ojos de mi madre. Navegué esos mares y luché contra la corriente al no dejarme llevar exigiendo algo de luz en aquellos días negros en los que mi familia se hundió y se transformó para ya no ser la misma. Sabía que no era fácil y creía que no iba a ser inútil pensando que los que me había arrebatado a mi padre compartían los mismo valores que yo y no, como quedó demostrado, unos principios que los situaban por debajo de las ratas en la escala zoológica.”
Opinión

El comercio como virtud

“Un kilo de carne, dos paquetes de arroz, uno de azúcar y algo de comino, le decía a Manolo Henríquez, mientras remataba con la muletilla común de “mi madre que apunte”. Él siempre apuntaba y preguntaba cómo estaba mi madre y mi padre. Y apuntaba, da igual lo que le pidiera, y seguía apuntando porque hay gente que usa el lápiz del corazón y la libreta del alma. Siempre que voy a Agulo me gusta hablar con él pero nunca me atrevo a preguntarle si es consciente de todo el bien que hizo”.
Opinión

Vacunas contra la injusticia

“Hablo con el dueño de la farmacia, me cae bien y le agradezco su educación. Crece el trato y con la confianza le pregunto por qué no se financia todas las vacunas. Él tuerce el gesto y esboza una expresión de escepticismo ante lo que considera a todas luces injusto. Semanas después aumenta la confianza y me confiesa lo que yo presuponía en sus ojos: ha dado vacunas a padres diciéndoles que ya se las pagarán con la casi certeza de que eso nunca va a ser así. Lo miro y digo una vaguedad porque es muy complicado acertar con la palabra cuando tienes un héroe delante”.
Opinión

De Joaquín a la Eternidad

“Pero también escucho su voz cuando nos contaba las historias de fiestas en nuestro Centro hacía ya tiempo. Nos acariciaba el oído y nos acordábamos del clásico ya que daba la impresión de que, al oírlo, pensábamos que cualquier tiempo pasado fue mejor. Todos reíamos y yo quería ser como tú: coronel del deber y general del placer”.
Opinión

Mientras no me pase a mí

“Hay que ahorrar y recortar, esperando, claro está, que no me toque a mí en la ruleta de la vida y la muerte donde los ricos y poderosos tienen más números al rojo de la vida que al negro de la muerte. Los que están por debajo en la escala social sólo pueden rezar y esperar que la de la guadaña pase de largo”.
Opinión

Sonrisas desde el cielo

“De repente ese recuerdo les viene a la mente, luchan por no emocionarse,  se dan cuenta de lo importante que acabo de decir y, lo sé, se hacen la promesa interna de pasar más tiempo con los padres de sus padres que, en algunos casos, fueron primero padres y después abuelos. Y en esos instantes me siento tremendamente afortunado”.
Opinión

Un lugar en el mundo

“Pero no he visto que los culpables de aquel desatino cumplan penas ejemplares y sufran un 5% del sufrimiento que ellos administraron a gente inocente cuyo único pecado fue creer en el sistema que se les vendía un día sí y otro también. Esos culpables no son negros ni vinieron de allende los mares sino que visten trajes de Armani, zapatos de marca y desprenden perfume caro porque ya se sabe que la imagen lo es todo en el mundo de la política-negocios. No está mal como envoltorio de la mierda”.